Hay que hablar con Dios, de tú a tú, como el amigo más querido que te quiere mejor que nadie. Puedes hablarle de tus planes, de tus problemas, de tus temores y hacerlo con confianza, con el corazón abierto de par en par, dijo el obispo John Oliver Barres de la Diócesis de Rockville Centre, Nueva York, durante la Misa Roja celebrada en la catedral de San Mateo, el 2 de octubre de 2022. 

La Misa Roja, una tradición que comenzó a principios del siglo XIV, inaugura el año judicial para abogados, jueces y políticos.  La liturgia toma su nombre de la vestimenta roja que lleva el arzobispo, así como de las túnicas rojas de los doctores en derecho. 

Monseñor Barres recordó que las conversaciones entre los abogados y sus clientes se consideran "privilegiadas" y, por lo tanto, confidenciales, como medio para permitir a los clientes buscar un consejo honesto. Y nos aconseja, del mismo modo, acercarnos a nuestra oración con sinceridad, reverencia y honestidad.  

"La oración diaria es necesaria para la salvación y se trata de conversar con Dios como un amigo", dijo el obispo haciendo eco de las palabras del abogado civil italiano y doctor de la Iglesia San Alfonso de Ligorio (1696-1787). 

La fe hace arder el grano de mostaza de nuestra oración.  La oración hace arder el grano de mostaza de nuestra fe, agregó. 

Reconoció que a menudo, mientras rezamos, nos vemos envueltos en un torbellino de preocupaciones: ansiedad, irritación, pensamientos obsesivos, etcétera. Aclaró que la oración mental no es una conversación con nosotros mismos sobre nosotros mismos. "Se trata de salir de la prisión del ego". 

Espíritu Santo

Para la Iglesia Católica, el rojo tiene otro significado -dijo el homilista-.  "Es el color litúrgico del Espíritu Santo, el rostro que Dios dirigió hacia nosotros al final de la vida terrenal de Jesús".  

Explicó que Jesucristo dijo a sus apóstoles que el Espíritu Santo nos enseñará todo y recordará todo. "Los dones del Espíritu Santo -sabiduría, entendimiento, conocimiento, consejo, fortaleza, piedad y temor del Señor- coinciden con los relatos clásicos de las virtudes, con una diferencia: todos somos capaces de tener prudencia, justicia, fortaleza y templanza.  Pero sólo por la gracia de Dios recibimos los dones del Espíritu Santo", dijo a los presentes. 

El obispo Barres precisó que el espíritu del consejo tiene una relevancia especial para los abogados, a quienes llamamos los procuradores y consejeros de la ley. "Ese nombre muestra un respeto por el consejo que dan los abogados, y la sabiduría, la comprensión y el conocimiento que brinda su consejo".

Para el homilista, el Espíritu Santo viene a nosotros con suavidad y no se siente como una carga porque es ligero. El Espíritu viene con la ternura de un verdadero amigo y protector para salvar, enseñar, aconsejar, fortalecer, consolar, renovar, sanar, explicó.

Orar, señaló, es permitir que el Espíritu Santo amplíe y perfeccione nuestra concentración contemplativa. Se trata de adorar, alabar y agradecer al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo en silencio. "Tenemos que estar quietos y escuchar". 

"Las cosas más grandes se logran en el silencio, no en el clamor y la exhibición de la agitación superficial, sino en la profunda claridad de la visión interior... en la superación silenciosa y el sacrificio oculto. Las fuerzas silenciosas son las fuerzas fuertes", dijo el homilista recordando las palabras de Romano Guardini (1885-1968), un teólogo favorito del papa Francisco y del papa Benedicto.  

El cardenal Wilton Gregory fue el principal celebrante de la Misa Roja que se celebra anualmente, desde hace 70 años, en la Arquidiócesis Católica Romana de Washington que él encabeza.