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Preparándonos para el día de las elecciones como ciudadanos y personas de fe

Cada ciclo electoral trae consigo las mismas preguntas: ¿Por quién debería votar? ¿Debería apoyar una propuesta específica en la boleta? Como dijo el papa Francisco: "Ninguno de nosotros puede decir: 'Yo no tengo nada que ver con esto'. No, somos responsables de aquellos que elegimos para que sean nuestros líderes y debemos hacer lo mejor posible para que actúen bien, participando en los procesos políticos según nuestras capacidades". Foto/EFE archivo

Cada ciclo electoral trae consigo las mismas preguntas: ¿Por quién debería votar? ¿Debería apoyar una propuesta específica en la boleta?

Es posible que, en años anteriores, hayamos estado muy entusiasmados y seguros de nuestras opciones. En 2026, nuestra nación celebrará su 250.º aniversario, y este es un buen momento para conmemorar y dar gracias a Dios por su providencia, así como por las bendiciones de la libertad y el autogobierno.

Hay otros años en los que la falta de claridad o calidad en el debate pueden reducir nuestro entusiasmo. Es comprensible que nos sintamos abrumados, inseguros, desanimados o incluso agotados del proceso político. Sin embargo, no podemos evitar nuestras responsabilidades cívicas. Votar no es solo un privilegio; es una responsabilidad sagrada que debemos asumir para guiar nuestra comunidad, estado y nación. Como dijo el papa Francisco: "Ninguno de nosotros puede decir: 'Yo no tengo nada que ver con esto'. No, somos responsables de aquellos que elegimos para que sean nuestros líderes y debemos hacer lo mejor posible para que actúen bien, participando en los procesos políticos según nuestras capacidades".

Cumplir con esta tarea implica estar bien informados sobre los principios fundamentales, conocer la postura de los candidatos y comprender los problemas cruciales que enfrentamos como sociedad. Aunque algunas decisiones sean una cuestión de preferencia personal, otras requieren un compromiso moral con el bien común. No todas las políticas públicas son compatibles con la dignidad humana, y algunos asuntos implican actos que son moralmente inaceptables. Aunque no todos los problemas tengan la misma urgencia o repercusión inmediata, todos afectan nuestras vidas a largo plazo.

Justo en esta época de elecciones, la Iglesia también está haciendo un llamado a la santidad en el Día de Todos los Santos, mientras centramos nuestra mirada en Cristo Rey. Ya sea por coincidencia o providencia divina, esto sin duda ayuda a poner las cosas en perspectiva.

En primer lugar, no somos solo ciudadanos de una nación terrenal como los Estados Unidos. Como Pueblo de Dios, también somos ciudadanos, representantes y constructores del Reino de Dios, un reino de fraternidad, justicia y paz. Nuestra primera lealtad es a Dios y a su plan para una sociedad justa y buena, y esto debe guiar nuestras decisiones. Estamos llamados a amarnos mutuamente en la verdad, y nuestras decisiones deben fundamentarse en el bien, evitando la injusticia.

El martes 5 de noviembre, día de las elecciones, estos principios y las demás enseñanzas sociales y éticas de la Iglesia seguirán siendo los mismos del domingo 3 de noviembre: debemos amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.

En ocasiones, algunas personas me han dicho que la Iglesia no debería involucrarse en política, que la fe y el compromiso público deben mantenerse separados. Sin embargo, la Iglesia forma parte de la sociedad, no existe solo dentro de las cuatro paredes de los templos. Además del privilegio, también tiene la obligación de alzar la voz en favor de los valores fundamentales de la existencia humana y del bien común. La Iglesia no nos dice cómo votar, pero ofrece principios éticos y un marco moral para que cada uno evalúe su decisión.

Los obispos de Estados Unidos han emitido una declaración conjunta sobre estas preocupaciones fundamentales, titulada “Formando la conciencia para ser ciudadanos fieles”. Este recurso está disponible en el sitio web de la Conferencia de Obispos Católicos de los Estados Unidos: https://www.usccb.org/es/resources/formando-la-conciencia-para-ser-ciudadanos-fieles-insertos-para-boletines. Nosotros, los obispos, consideramos que esta declaración describe adecuadamente las preocupaciones sociales y morales que todo católico debe tener en cuenta al ejercer su derecho al voto.

Debemos comprender e incorporar nuestros valores morales y nuestra visión al proceso, y esto incluye el momento en el que estamos en la cabina de votación. De lo contrario, las políticas públicas pronto quedarían en manos de los poderosos, desconectadas de la verdad objetiva y de la justicia social. Además, vivir nuestra fe católica a través del compromiso cívico no significa imponer nuestras creencias religiosas a los otros, sino invitar a nuestra nación a alcanzar sus más altos principios.

En el contexto de la campaña actual, muchas voces compiten por nuestra atención. Algunos sugieren que todos los problemas morales y sociales tienen la misma importancia, pero la dignidad de la vida humana siempre será un tema fundamental en nuestra sociedad y en el mundo.

Es cierto que también debemos evaluar algunos problemas muy complejos que involucran la economía, el empleo, la vivienda, el acceso a la salud, la atención a los pobres, los derechos de los trabajadores, la dignidad de los migrantes, la conservación del medio ambiente, la seguridad pública, la seguridad nacional y la familia, la unidad básica de la comunidad humana, por mencionar solo algunos de los desafíos que enfrentamos actualmente. Es correcto que hablemos en favor de estas preocupaciones que no podemos ignorar ni descartar, ya que derivan de la misma dignidad humana que todos compartimos como hijos de Dios. Sin embargo, por encima de todas estas preocupaciones de vital importancia, está el tema y el derecho inalienable de la vida y de la dignidad humana.

En Maryland, además de elegir a los candidatos, los votantes encontrarán la Pregunta 1 en su boleta electoral, la cual, de ser aprobada, consagraría la “libertad reproductiva” como un derecho fundamental en la Constitución de Maryland. Esta medida permitiría el aborto durante todo el embarazo y restringiría leyes de protección a la vida humana, a la salud y a la seguridad de las mujeres embarazadas. Aunque esta medida se presenta como una cuestión de “libertad”, el papa Francisco ha explicado que no debemos “confundir la verdadera libertad con la idea de que cada individuo puede actuar arbitrariamente, como si no existieran verdades, valores y principios que nos guíen y como si todo fuera posible y permitido” (Amoris Laetitia, 34).

Ya sea que una persona se considere provida o proelección, todos deberíamos reconocer que la Pregunta 1 es injusta y peligrosa. No promueve la libertad ni eleva a las mujeres; al contrario, las disminuye.

Mis hermanos obispos de Maryland y yo hemos emitido una declaración conjunta, instando a los votantes a solidarizarse con las mujeres y con la dignidad de la vida humana votando NO en la Pregunta 1. Como lo hemos expresado: “En lugar de enfocarse únicamente en el acceso al aborto, es necesario promover soluciones integrales que brinden acceso a la atención médica, recursos para las familias y oportunidades de educación y empleo, fomentando así una cultura de vida en la que cada persona sea valorada y apoyada, y donde las mujeres que enfrentan decisiones difíciles sobre el embarazo y la maternidad se sientan respetadas y empoderadas".

Cada elección nos presenta decisiones difíciles. Lo que nos define como pueblo es cómo respondemos a estas decisiones. En una ocasión, un votante pidió consejo al papa Francisco durante una elección complicada, y él le respondió: “Estudien bien las propuestas, oren y elijan en conciencia”.

Esta ha sido una larga temporada política. Elegí escribir esta columna en estos momentos finales para reflexionar con ustedes antes de que emitan sus votos. Muy a menudo, las últimas palabras que escuchamos son las que permanecen con nosotros. Cuando la campaña termine, los comerciales se silencien y los analistas pasen de especular a explicar lo sucedido, ustedes, y solo ustedes, serán responsables de haber emitido un voto que contribuirá al futuro de nuestra comunidad y nación. El consejo del Santo Padre es claro: oren primero y luego elijan en conciencia. Que sus decisiones electorales estén bien informadas e inspiradas por la sabiduría de nuestra fe y construyan una sociedad de bondad, justicia y armonía fraterna.

Enlace relacionado:
Información de la Conferencia Católica de Maryland sobre votar "no" en la Pregunta 1
https://www.mdcatholic.org/protect-women-no-on-abortion/



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