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Los santos, modelos de humanidad y santidad

Desde hace 40 años, cada vez que celebro el sacramento de la Confirmación, aprovecho la oportunidad para familiarizar a nuestros jóvenes con los santos. Les insto a que busquen un santo de su preferencia, para que luego adopten su nombre de Confirmación y aprendan más sobre el santo que han elegido. Lo hago porque los santos desempeñan un papel muy importante en la vida de la Iglesia. Son aquellos católicos que han logrado ser muy humanos y al mismo tiempo muy santos, un objetivo que no es fácil de alcanzar y que ahora es válido para todos nosotros.

 Nuestros jóvenes siempre necesitan ver ejemplos heroicos que ellos puedan seguir, personalidades de gran valor humano que les ayuden a comprender en qué consiste realmente el verdadero éxito. Ahora hay demasiadas figuras populares que captan la atención de los jóvenes, pero que no suelen proyectar ejemplos que sean capaces de llevar a sus admiradores a ser realmente felices y sentirse realizados. Los santos, en cambio, que han sido auténticamente humanos y grandes triunfadores de la vida espiritual, son modelos que a todos nos conviene seguir. 

Las cualidades humanas de los santos son garantía de que Dios puede suscitar la santidad, y que de hecho lo hace, cuando hay un buen sentido del humor, una fuerte atracción por los deportes y un persistente empeño por superar los errores y volver a empezar. Estas características humanas deberían animarnos a todos en la búsqueda de la santidad, y son esenciales particularmente para los jóvenes que se inician en la vida.

 Me agradan mucho los santos que tenían un sentido del humor bien desarrollado y demostrado. San Juan XXIII, por ejemplo, era un hombre claramente divertido. En una de sus primeras apariciones como nuevo Papa, una persona gritó: “¡Está muy gordo!”, a lo que el pontífice respondió: “¡El cónclave no era un concurso de belleza!”

 Al beato Pier Giorgio Frassati le encantaba esquiar en las montañas italianas. También se dedicaba a brindar ayuda a los pobres de Turín, al punto de que, en su funeral, sus familiares más acomodados se quedaron sorprendidos al ver que tantos pobres de la ciudad acudían a lamentar su deceso. El beato Carlo Acutis reposa ahora en su tumba en Asís, Italia, en la que se ve, a través de una ventanilla de vidrio, que lleva zapatillas Nike, como recuerdo visible de que era un adolescente que disfrutaba de los juegos y de las actividades normales y propias de su edad. El profundo amor de Carlo por la Eucaristía no le privó de su alegría juvenil.

En resumen, los santos son muy parecidos a nosotros en muchos aspectos, incluso cuando sirven como modelos de santidad. Ahora mismo hay un gran número de católicos que han sido postulados a la santidad y que están actualmente en estudio. Seis de ellos son afroamericanos, cuyos testimonios de fe han llegado a ser una fuente de aliento para todos nosotros.

Entre ellos, la Sierva de Dios sor Thea Bowman fue una dinámica evangelizadora, cuya energía y fervor fueron reconocidos por los obispos de Estados Unidos en junio de 1989, cuando pronunció un discurso en nuestra conferencia en Newark. El venerable padre Augustus Tolton fue el primer sacerdote afroamericano identificado como tal que sirvió en Estados Unidos. Su vida está ahora dramatizada en una conmovedora obra de teatro multimedia titulada Tolton: de esclavo a sacerdote, recientemente representada en la Universidad Católica de América.

Estos seis extraordinarios católicos están en vías de ser reconocidos oficialmente como santos y como inspiración espiritual para la gente de nuestro tiempo. Junto con todos los santos de la Iglesia, ellos nos animan a reconocer que la fuerza de su humanidad les condujo a la santidad, del mismo modo que nuestras luchas y triunfos humanos pueden y deben hacer lo mismo para nosotros.

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