El tema más controvertido, este año electoral, es el de la inmigración y el que -iterativamente- usan los republicanos para desacreditar a sus rivales políticos. Sin embargo, ese vociferante sentimiento anti-inmigratorio no se condice con las acciones pragmáticas que se han tomado en algunas ciudades gobernadas por republicanos, donde están -literalmente, con los brazos abiertos- deseosos de recibir masivamente a más trabajadores (léase inmigrantes). La razón del por qué de esta paradoja es simple y factual: en las últimas décadas, la población del Medio Oeste americano se ha venido reduciendo y envejeciendo sostenidamente. Es el caso de St. Louis, bastión republicano, donde hoy se ve a la migración como una de las soluciones a su despoblación y a la falta de mano de obra y, para enfrentarlo, han puesto en marcha un práctico y ambicioso programa para atraer a miles de trabajadores inmigrantes para fin de año.
St. Louis, Missouri, no es la única ciudad que hoy ‘abraza’ a las oleadas migratorias como una vital oportunidad de revitalizar sus comunidades. Los estados de Dakota del Norte, Indiana y Utah -liderados también por republicanos- están buscando implementar sus propios proyectos para reclutar trabajadores inmigrantes con el claro propósito de paliar la crónica escasez de mano de obra. Entretanto, en Capitol Hill, el tema migratorio sigue dividiendo a los políticos y provocando serias tensiones sociales en las grandes urbes y en los estados fronterizos del sur; y, más grave aún, poniendo en peligro el bienestar futuro del país. Sin mayores ambages, la frontera sur puede seguir siendo una vergüenza o convertirse en un gran activo para la nación -una vez más- gracias a la inmigración.
La mayoría de estadounidenses -según las encuestas- quiere que se reduzca la inmigración. Pero, como muchos países desarrollados, Estados Unidos tiene una sociedad que envejece y enfrenta una disminución de su población a largo plazo, razón que ha obligado a estados y municipios, como Missouri, a distanciarse del divisivo e infructuoso sentimiento anti-inmigratorio. La verdad, monda y lironda: no hay suficientes trabajadores, ni tampoco suficientes contribuyentes. Por esa razón, el próximo año, al margen de que partido controle el Congreso y la Casa Blanca, Estados Unidos tendrá que abordar una conversación adulta sobre una reforma migratoria integral, habida cuenta que el país no tiene un número suficiente de trabajadores, ni suficientes personas en edad laboral para financiar los beneficios de jubilación de sus ancianos. En ese sentido, el crecimiento vendrá de los inmigrantes, una ‘realidad demográfica’ que sigue llegando.
De otro lado, en su libro Epic of America, el historiador James Truslow Adams argumentó que "el sueño americano que ha atraído a decenas de millones de todas las naciones a nuestras costas en el siglo pasado no ha sido un sueño de mera abundancia material o de automóviles y altos salarios". Más bien, es "un sueño de orden social en el que cada hombre y cada mujer puedan alcanzar la estatura más plena de la que son innatamente capaces y ser reconocidos por los demás por lo que son, independientemente de su nacimiento o posición". El respeto, la inclusión, la libertad y la democracia también importaban. Lo que conduce a una obvia realidad: los inmigrantes son esenciales para el dinamismo, donde "todos los estadounidenses (deberían) tener la oportunidad de lograr su propia parte del sueño americano".