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Llamado a la renovación espiritual

Con un llamado a una profunda renovación espiritual que cambie nuestros corazones y que “todos lo puedan ver”, el arzobispo Wilton Gregory dio inicio a la Cuaresma con la misa del Miércoles de Ceniza celebrada en la Catedral de San Mateo Apóstol, el pasado 26 de febrero.

El arzobispo de Washington señaló que así como usamos símbolos por doquier en nuestra vida cotidiana, en nuestra Iglesia reconocemos símbolos que llamamos sacramentos que no solo representan un encuentro con Dios, sino que también median con Él.

Cuando usamos la ceniza –explicó- los que nos ven recuerdan que la Cuaresma ha comenzado y como San Pablo nos dice –en la segunda lectura a los Corintios- estamos llamados a ser embajadores de Cristo a través de esa ceniza.

Ello –agregó- nos recuerda, no solo a nosotros, sino a todos los que nos ven que la sagrada estación ha comenzado hoy -con la misa del Miércoles de Ceniza. 

Pero, qué hay de mañana o del día después de mañana, cómo continuar siendo los embajadores que nos llamaron a ser, se preguntó el arzobispo Gregory. 

Nuestra penitencia, nuestros actos de caridad y nuestro espíritu de oración que comenzamos hoy deben ser la señal que presentamos al mundo -se respondió.

La Cuaresma –explicó- comienza con el signo de las cenizas, mas debemos continuar siendo el ejemplo viviente de ese símbolo en la manera como nos conducimos -a través de nuestras acciones- para continuar siendo los embajadores de Cristo cuando estas cenizas hayan desaparecido. 

Es fácil identificar a los católicos en el Miércoles de Ceniza por la señal de la cruz en su frente –precisó Gregory-. Pero es más difícil que nos reconozcan en otros días, a menos que nosotros permitamos que los actos de penitencia, caridad y oración -que empiezan en el Miércoles de Ceniza- cambien y renueven profundamente nuestros corazones, de tal manera que todos lo puedan ‘ver’.

La Cuaresma es el período penitencial de 40 días antes de la celebración de la resurrección de Jesús de entre los muertos en la Pascua. 

La misa del Miércoles de Ceniza marca el inicio de los 40 días de la Cuaresma, un tiempo para dialogar en silencio con el Señor.

En el Miércoles de Ceniza los católicos ayunan y reciben cenizas en la frente con la señal de la cruz como signo de contrición y conversión. 

La imposición de cenizas en la frente es una tradición judía que se encuentra en el Antiguo Testamento y lo que antes fue un signo público del arrepentimiento de una persona, pasó a formar parte de los preparativos cuaresmales de la Iglesia en el siglo VII. 

Las cenizas que se reciben en la frente son cenizas de las ramas de palma de la Misa del Domingo de Ramos del año pasado, como recordatorio de nuestra necesidad de misericordia y perdón. 

Una forma de animar a los católicos a experimentar la misericordia del tiempo cuaresmal es a través del sacramento de la reconciliación. 

Gracias a ‘The Light is On’ (La luz está encendida), una iniciativa de la Arquidiócesis de Washington y la Diócesis de Arlington,  todas las iglesias católicas del área metropolitana de Washington estarán abiertas para la oración y la confesión los miércoles por la noche durante el tiempo de la Cuaresma (los días 4, 11 y 18 de marzo y el 25, 1 y 8 de abril). 

Las parroquias también harán que los tiempos de confesión estén más disponibles durante otros días de la semana.

La Semana Santa empieza el 5 de abril. El 12 de abril es el domingo de Pascua.


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