Kelly Branaman, secretaria de educación y superintendente de las escuelas católicas de la Arquidiocesis de Washington, puso en conocimiento de los padres de familia nueva información referente a la Fase 1B de distribución de vacunas con el COVID-19 y su disponibilidad para el personal que labora en los centros educativos del Distrito de Columbia y Maryland. A través de una misiva indicó lo siguiente:
La disponibilidad de la vacuna, en nuestras áreas más densamente pobladas de la Arquidiócesis de Washington, tomará varias semanas para satisfacer la necesidad de los maestros y el personal que desean la vacuna. La mayoría de nuestras escuelas católicas estuvieron entre las primeras en traer a los estudiantes de regreso a los edificios y han brindado aprendizaje en persona desde septiembre.
Nos preocupa que el personal educativo de las escuelas no públicas y parroquiales tuviera que esperar hasta una fecha posterior no identificada para recibir la vacuna. Esperamos que nuestro personal escolar en el Distrito de Columbia reciba el mismo trato que nuestros homólogos de las escuelas públicas al recibir la vacuna”.
La vacuna para nuestros educadores, personal y estudiantes es actualmente voluntaria. Esta decisión, tomada por la Arquidiócesis de Washington, se alinea con las prácticas y expectativas actuales del gobierno.
Para continuar nuestro compromiso con la seguridad en nuestras escuelas, se seguirán requiriendo protocolos de seguridad, aunque las personas estén completamente vacunadas, hasta que se vacunen suficientes personas y la propagación del virus esté significativamente bajo control. Por lo tanto, el uso de mascarilla, el distanciamiento físico, evitar las multitudes y lavarse las manos con regularidad continuarán durante el año escolar 2020-2021.
Estas medidas de seguridad han tenido éxito en mantener los casos positivos en toda la Arquidiócesis, para niños y adultos, a un índice muy bajo en comparación con los números crecientes del distrito y el condado. También mantuvimos con éxito tasas bajas de casos después de las vacaciones de Acción de Gracias y Navidad, por lo que también quiero agradecerles por los esfuerzos y sacrificios que han hecho como padres para limitar la exposición de su familia.
Les pido que continúen atentos a los protocolos de seguridad para prevenir casos adicionales del virus en nuestras comunidades.
A medida que nos acercamos al final de la Semana de las Escuelas Católicas, sé que nuestros eventos y celebraciones han sido diferentes a los de años anteriores. Nuestras reuniones litúrgicas tradicionales como una comunidad escolar completa pueden no haber ocurrido, pero aún celebraremos nuestra fe juntos.
Nuestros concursos de ortografía y geografía, ferias científicas y demostraciones STEM se han llevado a cabo de manera segura y socialmente distante, pero aun así celebramos la excelencia.
Por último, es posible que no hayamos tenido la oportunidad de asistir a ayudar en comedores de beneficencia, despensas de alimentos o en hogares de ancianos, pero aun así siempre encontraremos formas de prestar servicio en nuestras comunidades.
Celebramos nuestra fe, excelencia y comunidad porque las escuelas católicas tienen el maravilloso propósito de formar a los estudiantes para que sean buenos ciudadanos del mundo, amen a Dios y al prójimo y enriquezcan a la sociedad con la levadura del Evangelio y con ejemplos de fe.
La pandemia continúa, pero con las vacunas cada vez más disponibles para la población en general, es de esperar que pronto veremos que nuestra vida escolar vuelva a la normalidad. Mientras tanto, sepa que nosotros, en la Oficina de Escuelas Católicas, estamos trabajando para brindar a sus líderes escolares el mayor apoyo posible para que puedan continuar su excelente trabajo manteniendo comunidades escolares seguras y saludables.
