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Mes de octubre: mes del Rosario

El papa Francisco ha pedido que durante el mes de octubre todos los fieles recen el Santo Rosario como apoyo espiritual al sínodo de los jóvenes que se lleva a cabo en el Vaticano. (Foto/archivo)

Durante este mes de octubre, el papa Francisco nos ha pedido orar por la Iglesia y el sínodo de los jóvenes que se lleva a cabo en la ciudad del Vaticano. Orar a Nuestra Señora, que ama a la Iglesia y acoge todas nuestras súplicas, es encontrar en ella el camino perfecto para encaminarnos hacia la misericordia y bondad de su hijo Jesucristo. María en su papel de intercesora no deja de suplicar y abogar por todos nosotros en tiempos difíciles y tormentosos para nuestra amada Iglesia.

¿Qué es lo que se restablece en la recitación diaria del santo rosario? Podríamos afirmar que suscita un deseo infinito del seguimiento de María en la santidad de vida y amor a los consejos evangélicos de su hijo Jesucristo. 

La comunidad mundial y nuestra propia Iglesia se sumergen en un sin fin de calamidades y grandes dificultades, que son aprovechadas por las acechanzas del maligno que busca perder las almas buenas. Por tanto, es necesario estar alertas en la oración y dejarnos guiar por el Espíritu Santo que nos indica dónde está el valor fundamental de la existencia cristiana, que no es otra que la aspiración y el deseo firme por una santidad de vida que nos lleve después de nuestro peregrinar en este mundo a la visión beatífica de nuestro Señor Jesucristo. 

La canonización de su santidad Pablo VI en consonancia con la canonización del arzobispo Romero es un ejemplo a seguir para cada uno de nosotros. Dos hombres buenos y santos que siendo conscientes de los desafíos de la modernidad, en el siglo pasado, no vacilaron en anunciar el Evangelio como una regla infinita de amor y reconciliación. Su ministerio sacerdotal estuvo siempre centrado en ser instrumento de ese Dios bondadoso que desea un mundo en justicia y en paz. Esto no puede ser una utopía para nuestro mundo, debemos solidificar nuestras fuerzas y saber que el poder de Dios y la intercesión de su Santa Madre es poderosa y nos acompañarán en nuestro camino. 

Al terminar el rezo del santo rosario es provechoso concluirlo invocando el amparo de la santa Madre de Dios, oremos siempre:

Bajo tu amparo nos acogemos santa Madre de Dios no deseches las súplicas que te dirigimos en nuestra necesidades, antes bien, líbranos  de todo peligro, ¡oh Virgen siempre gloriosa y bendita!

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