El cardenal Wilton Gregory dijo a los jóvenes -que están concluyendo el proceso catequético de confirmación- que ellos son mucho más importantes que cualquier símbolo comercial o logo de un producto.
"Oro para que sean más efectivos (que una marca) en cuanto a ayudar al mundo para que vengan a conocer a Cristo... Ustedes, jovencitos, se van a convertir en signos vivos del espíritu de Jesús. Van a llenarse con el propio espíritu de Dios", dijo el arzobispo de Washington a un limitado grupo de jóvenes creyentes este sábado 8 de mayo durante una misa especial para ellos en la parroquia San Miguel Arcángel de Silver Spring, Maryland.
"Estos jóvenes están preparados y listos para recibir la plenitud de la iniciación cristiana en el sacramento de la confirmación", dijo el párroco Eddie Tolentino al presentar a los jóvenes al cardenal Gregory. Explicó que los candidatos han sido bien instruidos y llegaron acompañados por su padrino/madrina/guía. Luego, se pusieron de pie y fueron públicamente reconocidos por su comunidad de fe.
"Les damos a estos jóvenes una cálida expresión de nuestro apoyo, aprecio y gratitud. Bien merecen nuestro aplauso", dijo el cardenal. Luego les pidió a sus padres y abuelos que se pongan de pie, fueron aplaudidos y les agradeció también "por su generoso testimonio de fe, que ha jugado un rol tan importante en ayudar a estos jóvenes a prepararlos para este día en sus vidas y gracias por comprometerse a seguir apoyándoles durante los años que vienen mientras continúan creciendo en Cristo".
El cardenal aprovechó para definirles muy bien lo que significa ser católicos y el compromiso que asumen. A los recién confirmados les dijo: "La identidad católica no es bien conocida o universalmente comprendida. Nosotros, los católicos, somos gente de Cristo que creemos en la verdad del evangelio, vivimos en unidad y en paz con personas de buena voluntad de cualquier parte. Tenemos una solemne y larga tradición, y una fe que nos impulsa a trabajar por la justicia para todos.
Somos gente de caridad y misericordia, que honramos el precioso regalo de la vida, desde el no nacido hasta el anciano y los enfermos terminales".
Recalcó que los católicos no creemos que ninguna vida sea menos importante. "Somos personas de oración y estamos comprometidos a reunirnos cada domingo, el día del Señor, para compartir la eucaristía. Nuestra oración incluye un profundo deseo de comunicarnos con Dios a diario y cada día de nuestra vida".
