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Las fiestas: Manifestaciones de piedad popular

El cardenal Donald Wuerl firma su nuevo libro titulado ‘The Feasts’. FOTO/ JACLYN LIPPELMANN

Crecemos en fe cuando celebramos nuestras festividades religiosas crsitianas es, en pocas palabras, la leccion que nos deja ‘The Feasts’, el ultimo libro del cardenal Donald Wuerl.

En ‘The Feast’, el tercer libro de una trilogia escrita al alimon con Mike Aquilina, se hace hincapie en la importancia de las festividades religiosas que en nuestra comunidad se celebran con especial devocion y que son parte vital de las diversas manifestaciones de nuestra religiosidad popular.

El primer libro, ‘The Mass, explora los elementos básicos de la vida católica a traves de la liturgia examinando cada una de sus partes. El segundo libro, ‘The Church’, es un tour, una visita a las parroquias, al lugar donde rendimos culto a Dios. La trilogia explica sucintamente como la Iglesia transmite la fe.

En la piedad popular –según las enseñanzas del papa Francisco–, subyace una fuerza activamente evangelizadora que no podemos menospreciar: sería desconocer la obra del Espíritu Santo. Más bien estamos llamados a alentarla y fortalecerla para profundizar el proceso de inculturación que es una realidad nunca acabada. Las expresiones de la piedad popular tienen mucho que enseñarnos y, para quien sabe leerlas, son un lugar teológico al que debemos prestar atención, particularmente a la hora de pensar la nueva evangelización.

La celebraciones de piedad popular nos regresan –a los hispanos que viven en EEUU– a nuestra niñez y a nuestros países de origen y ayudan a las nuevas generaciones a entender la importancia de celebrar las fiestas litúrgicas patronales: el Día de los Difuntos, las Posadas, la Navidad, el Vía Crucis, en nuestro nuevo hogar.

Los Vía Crucis del Viernes Santo, es un ejemplo vivo de cómo la piedad popular está permeando los corazones de las nuevas generaciones en nuestra arquidiócesis, atrayendo a personas de diferentes culturas con una masiva participación de las diferentes culturas que componen la arquidiócesis en las procesiones.

En el Distrito de Columbia, la estatua de Cristo con la cruz a cuestas y su madre (la Virgen Dolorosa) es cargada por los feligreses de Nuestra Señora Reina de las Américas, mientras unos caminan en silencio y otros cantan himnos de penitentes: “Perdona a tu pueblo Señor”. La procesión pasa por los restaurantes y tiendas de la avenida Connecticut hacia la catedral de San Mateo, donde el arzobispo de Washington espera para darles la bienvenida y agradecer su devoción.

En Maryland, monseñor Joaquín Bazán dijo en una ocasión que cuando se empezó la procesión del Viernes Santo en Langley Park, que salía del Centro Católico, eran cerca de 400 personas, ahora más de 3.000 hacen el recorrido desde Nuestra Señora de los Dolores a hacia San Camilo.

Por la noche, los feligreses del santuario del Sagrado Corazón recorren el barrio latino, en el área de Mount Pleasant, en silenciosa procesión, una manifestación de la fe cristiana que indica la tristeza que tiene la Iglesia de ver a Cristo muerto.  Podríamos considerar esta procesión como el cortejo fúnebre de Cristo. La imagen de Jesús encabeza la marcha, tras Él, la Virgen María vestida de luto.

Estos son ejemplos de las múltiples procesiones que se han establecido en el área metropolitana de Washington desde que se inició el ministerio hispano en 1956, cuando el arzobispo O’Boyle asignara a monseñor Agustín Martínez, un sacerdote español que estaba de paso, al santuario del Sagrado Corazón para que atendiera las necesidades pastorales de los hispanos y quien empezó la primera misa en español de la Arquidiócesis de Washington.

Con nuestros testimonios públicos de fe viva en las procesiones en honor al Señor crucificado y a su madre, nuestra madre, la Virgen María, también estamos siendo fermento en las masas.

Devociones a Jesucristo

El Señor de los Milagros: En 1981, un grupo de peruanos se reunió para formar la Hermandad del Señor de los Milagros en Washington, DC. El grupo se congregó inicialmente en la iglesia de Santo Tomás, desde donde salió la primera procesión del Cristo Morado.  En ese entonces se limitaba solamente al área alrededor de la iglesia.

Desde 1984, la misa se celebra en la parroquia de Nuestra Señora Reina de las Américas de donde parte la procesión recorriendo las calles adyacentes hasta alcanzar la Columbia Road. En Maryland, en la iglesia de San Rafael, en Rockville, la celebración tiene lugar el segundo domingo del mes de octubre.

El Señor de los Milagros tiene un especial significado para los peruanos, pero también para el resto de la comunidad hispana que testimonia su fe y profundo amor por el Padre. Las celebraciones son ocasiones ideales para degustar los ricos guisos de la cocina peruana.

En Lima, Perú, la fiesta del Señor de los Milagros constituye la festividad religiosa más multitudinaria de ese país, pues reúne a devotos de todos los estratos sociales en una magna y unida asamblea.

El Señor de Esquipulas: Los devotos del milagroso Señor de Esquipulas llevan su veneración dondequiera que van. En la Arquidiócesis de Washington, se celebra esta devoción desde principios de los años ochenta.

Cada año, el 15 de enero o el domingo cercano a esta fecha, se celebra esta devoción con celebraciones litúrgicas, recepciones al son de la marimba y comida típica guatemalteca.

En Nuestra Señora de los Dolores, tienen la imagen que trajeron desde Guatemala en 1985. Los feligreses del santuario del Sagrado Corazón la trajeron en enero de 1986.

En el 2014 La Hermandad del Señor de Esquipulas de la iglesia San Miguel Arcángel celebró por sexto año consecutivo y la parroquia San Bernardo de Riverdale Park, Maryland, lo hizo por primera vez.

La historia del Milagroso Señor de Esquipulas, llamado también Cristo Negro de Esquipulas, es muy conocida en los países de Centro América y el sur de México. El Santo Padre, Juan Pablo II, visitó Guatemala el 6 de febrero de 1996 para celebrar los 400 años de haber sido esculpida la Imagen del Señor de Esquipulas. En esa ocasión designó al santuario como Basílica.

El Salvador del Mundo: Desde hace catorce años, con gran emoción y nostalgia se realiza la bajada del Divino Salvador del Mundo, simbólicamente, en la Basílica de la Inmaculada Concepción en Washington, DC, con la participación de feligreses de las parroquias arquidiocesanas y de todas la nacionalidades.  El 6 agosto, la Iglesia celebra la Transfiguración del Señor.

La procesión de la imagen inicia en la entrada principal de la basílica y culmina con una solemne misa presidida por algún obispo salvadoreño o amigos, como monseñor Donald Lippert, OFM, obispo de Mendi, Australia, quien fue el celebrante y homilista el pasado agosto.

La celebración se lleva a cabo en cada parroquia con ministerio hispano, debido al gran número de salvadoreños que radican en esta área.

En el marco de la celebración, el gobernador del estado de Maryland, Martin O´Malley, designo este año el 6 de agosto “Día de la Herencia Salvadoreña, uniéndose al Congreso Federal que el 18 de julio de 2006, también declaró por el decreto H-R 731, el 6 de agosto como “Día del Salvadoreño-estadounidense”.

ADVOCACIONES MARIANAS

El hecho de Tepeyac: En la celebración arquidiocesana de Nuestra Señora de Guadalupe no pueden faltar las mexicanísima 'mañanitas' en medio de la profunda devoción expresada por los cientos de feligreses que se dan citan anualmente en la basílica.

La Basílica del Santuario Nacional de la Inmaculada, el santuario mariano más majestuoso de la nación tiene una capilla dedicada a Virgen de Guadalupe, la número 39 de las 72 con las que cuenta la basílica.

Esta celebración se inició a mediados de los años setenta en la Capilla Latina, ahora, parroquia Hispana de Nuestra Señora de las Américas. En 1992, el cardenal James Hickey la estableció como fiesta arquidiocesana.

La mayoría de las parroquias con ministerio hispano celebran misas especiales para honrar a la morenita, destacándose la celebración de la parroquia de san Bernardo, en Riverdale Park, Maryland, que empieza en la madrugada del 12 de diciembre con las mañanitas y culmina en la noche con una apoteósica celebración

Como en México, las calles y avenidas del área metropolitana de Washington se ven invadidas por cientos de personas portando estandartes, imágenes y pequeñas estatuas de la Virgen, mientras rezan el rosario y entonan canciones en la procesión a la basílica, organizada ya por más de una década por los  frailes Franciscanos Capuchinos del santuario del Sagrado Corazón, plegando personas de todos los puntos de nuestra arquidiócesis.

Cuando se apareció, la Virgen escogió un lugar que geográficamente está en el centro del continente americano, y cuando se apareció, en 1531, no había divisiones políticas similares a las que tenemos actualmente y no había fronteras nacionales en todo el extenso continente americano. La Virgen podía ver de norte a sur y de este a oeste.

Desde entonces, todos los Papas precedentes han extendido decretos relacionados con la sagrada imagen. En 1945, el papa Pío XII la proclamó Emperatriz de las Américas. En 1961, San Juan XXIII la consagró como Madre de las Américas; ratificada, en 1979, por San Juan Pablo II durante su visita a la Basílica, en la ciudad de México, donde hacía solo tres años que se había transferido la imagen de la Virgen y donde, además, se declaró 'guadalupano de corazón'.

El hecho de Tepeyac nos habla de nueva vida, de una nueva humanidad, de Cristo Jesús. La Virgen está encinta y es la Madre de todos. Ella dice: “Yo soy la madre misericordiosa de todas las personas que viven en este mundo y que me aman, que hablan conmigo, que me buscan y que ponen su confianza en mí. Yo escucharé sus lamentos y seré remedio para sus miserias, dificultades y sufrimientos”.

Nuestra Señora de la Caridad del Cobre: La celebración de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre de Cuba es el 8 de septiembre y se estableció en Washington, DC, desde 1963 en la parroquia de San Agustín.  Desde septiembre de 1977 se estuvo celebrando en la Basílica de la Inmaculada Concepción, fecha en la cual se entronizó una pequeña capilla lateral en el altar mayor de la basílica. Esta jubilosa celebración fue presidida por los obispos cubanos Eduardo Boza Masvidal y Agustín Román. Todo empezó en la década de los años 70, el padre Armando Jiménez Rebollar asumió la tarea de lograr que la Virgen tuviera también un lugar en este templo.

El 28 de agosto pasado, el Vaticano entronizó una imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre en los Jardines Vaticanos y anuncio que a partir de este año el día de la Virgen Patrona de Cuba será celebrado como solemnidad.

La Asociación Virgen de la Caridad Washington, DC, continúa organizando esta celebración que recientemente realizó en la parroquia de San Gabriel.

Nuestra Señora de Luján: La réplica de la Virgen de Luján fue traída a Washington, en 1994, como símbolo de hermandad y unidad en el Año Internacional de la Familia, por los monseñores Rubén H. DiMonte y Roque M. Puyelli, y fue recibida en la Basílica de la Inmaculada Concepción por el entonces obispo auxiliar de Washington, Álvaro Corrada del Río, SJ, y la comisión Nuestra Señora de Luján, quienes recibieron la imagen de la patrona y ha sido la custodia y responsable de la misma durante todos estos años.

La Virgen de Luján, cuya festividad se celebra el 8 de mayo, es venerada desde 1630. La Basílica de Nuestra Señora de Luján, en Argentina, cuenta con tres pórticos principales de acceso construidos en madera y revestidos en bronce. El pórtico central está dedicado a Argentina, el pórtico oeste al Uruguay, y el este a Paraguay.  Donde anualmente convergen unos 4 millones de peregrinos.

La Divina Providencia: La fiesta para honrar a Nuestra Señora de la Divina Providencia, patrona de la Isla del Encanto, Puerto Rico,es el 19 de noviembre y se celebra también en la cripta de la basílica de la Inmaculada.

Nuestra Señora de los Ángeles ‘La Negrita’: La celebración principal de Nuestra Señora de los Ángeles se realiza en la ciudad de Cartago, Costa Rica, el 2 de agosto, en la Basílica de los Ángeles.

En Washington, DC, la celebración se lleva a cabo en la cripta de la Basílica de la Inmaculada desde el 2007 y es organizada por el Comité Nuestra Señora de los Ángeles. Marta Eugenia Pacheco de Calderón, presidenta y fundadora del comité, inicio las gestiones en el 2006, con la bendición del obispo de Cartago, Costa Rica, para que la imagen tenga su propia capilla en la basílica de Washington.

El 26 de abril de 2014, en la parroquia de Santa Ana del Vaticano se entronizó una réplica de Nuestra Señora de los Ángeles, patrona de Costa Rica, en cuyo país acaeció el milagro por el que se canonizó, el 27 de abril, a San Juan Pablo II.

La Virgen del Pilar: El 20 de noviembre de 2012, el presidente de El Pilar Foundation visitó Zaragoza y recibió la magnífica noticia de que el Cabildo de la Basílica, había decidido obsequiar una imagen réplica de la Virgen del Pilar, para su futura entronización en la capilla que se pretende construir en la Basílica de la Inmaculada Concepción en Washington, DC. Dicha  replica se encuentra en la parroquia de Nuestra Señora Reina de las Américas. Desde ese entonces se viene celebrando en Washington, DC, su fiesta litúrgica el 12 de octubre. El fin es preparar un recinto apropiado que la conserve hasta su traslado a la Basílica.

Otras advocaciones marianas: En las parroquias se honra con especial amor a la Virgen María, porque es Madre de nuestro Padre y, por consiguiente, nuestra  Madre, bajo las diferentes advocaciones como Nuestra Señora de Urkupiña, celebrada el 15 de agosto, por los bolivianos.

Señora del Carmen en la iglesia de nuestra Señora de Lourdes por los chilenos el último domingo de septiembre.

Nuestra Señora de la Paz, de El Salvador, el 21 de noviembre, celebrada en el santuario del Sagrado Corazón, en Santa Catalina Labouré, entre otras parroquias.

La Purísima,” patrona de Nicaragua, se celebra el 8 de diciembre en Santa Catalina Labouré y en San Marcos.

Nuestra Señora de la Altagracia, de la República Dominicana, se celebrada el domingo más cercano al 21 de enero. Desde 1989, en Santa Catalina Labouré, el obispo de Barahona es el celebrante y homilista, al igual que en Nuestra Señora de los Dolores.

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