Cada año, al celebrarse un aniversario más de la decisión judicial que legalizó el aborto, los católicos defensores de la vida se manifiestan, cantan, oran, marchan y alzan su voz a favor de la vida.

"Yo creo en que la vida empieza desde el momento de la concepción y termina al final con la muerte natural. Me pone triste ver que muchos bebés se mueren cada año y sus propias madres son las que los matan", dijo Gabriela Cardoza (14) quien se hizo presente en la manifestación, concierto y misa por la vida que organizó este año la Arquidiócesis Católica Romana de Washington en la catedral de San Mateo.

"Es una experiencia muy bella marchar por la vida en las calles de Washington todos los años", agrego. 

Afirma que al ver los afiches pro aborto que dicen 'yo elijo lo que le pase a mi cuerpo' le dan ganas de llorar. "Veo que ellas no entienden que es otro ser lo que tienen en su vientre". 

Cuenta que por esa razón ayuda al Proyecto Gabriel (junto con su mamá) y va a llevarles pañales, leche, ropa y otras cosas que necesiten las madres. "Si no hay bebés, no hay derechos a la mujer ni derechos humanos", dijo esta joven de la parroquia Holy Redeemer.

Sergio Flores (15) decidió ir al 'rally de jóvenes' en la catedral el día de su cumpleaños. "¡No hay que matar a los bebés así!", dice subrayando que el aborto es un crimen -como dice el papa Francisco. 

"Estoy contento de ver a otros que apoyan esta causa y quiero ver cómo hacer para que quiten esta ley del aborto", dijo quien considera que es importante alzar la voz para que otros jóvenes puedan cambiar para mejor.

Su hermana Jennifer (14) le acompañó a la actividad arquidiocesana, con restringida audiencia este año debido al COVID. Ambos están recibiendo clases de catequesis para recibir el sacramento de la confirmación en San Mateo y es la primera vez que participan en esta actividad.

Comprende que esta misa se realiza por los niños que no han podido nacer y en contra del aborto. "Hay que defender la vida... Ellos no tienen voz para defenderse", dijo entusiasmada por participar y convencida de que los jóvenes tienen que unirse en esta causa.

En el rally también estuvo Luisa María Cardoza (19) representando a la juventud de la parroquia Santa Catalina Labouré de Wheaton, Maryland. "Voy porque quiero representar a los bebés que no han nacido. Veo que andamos muy mal en esta generación. La vida es un don de Dios que viene el día que Dios quiere y se va el día que Dios quiera".  

Ha sido criada en un hogar de fe y ha aprendido que "cada vida humana tiene la dignidad infinita de Dios. Es una vida no solo para este mundo, sino para la eternidad". 

Su hermana Julia (17) contó que marchan todos los años en familia y con amigos de la parroquia. Son siete hermanos y están en un itinerario de formación cristiana donde les ayudan a descubrir su llamado a ser hijos de Dios. "Dios no nos creó con un espíritu de cobardía, sino con su espíritu. Y nos llama a ir a evangelizar por las calles de DC sobre la santidad de la vida", dijo muy comprometida con su iglesia.   En el rally, Tom Pittsenberger, en silla de ruedas, explicó por qué es provida. "La vida es un regalo que da Dios y ser provida es parte de mi existencia. La Iglesia me abrió sus puertas y es mi familia. Mi esposa y yo recibimos el sacramento del matrimonio hace 33 años y somos abiertos a la vida", dijo quien tiene 12 hijos y algunos le acompañaron.

Ana (12) es uno de ellos y asegura que marcha con la convicción de que 'todos merecemos la vida'. Nadie tiene el derecho a elegir quien vive y quien muere -dijo-. "¡Imagínate si los padres de Martin Luther King y los padres de Albert Einstein hubieran decidido abortar! ¿En qué tipo de mundo viviríamos?", afirmó la adolescente de la parroquia Santo Tomás Moro de Washington.

Misa especial

El arzobispo de Washington, cardenal Wilton Gregory, fue el principal celebrante en la misa por la vida y estuvo acompañado por sus obispos auxiliares, varios sacerdotes, diáconos y religiosos.

El nuncio apostólico, arzobispo Christophe Pierre, que representa al Santo Padre en Estados Unidos, compartió un mensaje del Papa durante el servicio religioso.

A través de un portavoz, Francisco le envió saludos y manifestó su cercanía en la oración con los miles de jóvenes que se reúnen en Washington para este rally y misa.  

"El Papa está muy agradecido por este sobresaliente testimonio público de valorar cada vida, en especial la de los más indefensos de la familia humana". 

Alentó a la juventud a continuar sus esfuerzos por defender la vida en todas sus etapas. 

En su homilía, el padre James Morrison, sacerdote de la arquidiócesis, subrayó que el encuentro es para dar gracias por el don de la vida. "Cuando venía en el Metro pude ver el creciente sentimiento de unirnos en la misión: los vagones del Metro empezaron a llenarse, los autobuses trayendo mucha gente, las calles llenas (a pesar del intenso frío). Es tiempo de marchar, hermanos", dijo.

Destacó que se han realizado 63 millones de abortos en Estados Unidos desde que fue legalizado. Lo comparó con estar en mucha oscuridad y dijo que el amor de Dios es superior a todo eso.

Comentó que en las manifestaciones en las afueras de las clínicas de aborto locales cada lunes -gracias a la intervención de Dios- se han salvado a muchas madres y la vida de muchos bebés año tras año.

Sí a la vida

Al salir de la catedral, los presentes se sumaron a la Marcha por la Vida, que recorre este viernes las calles de Washington -desde la explanada hasta la Corte Suprema de Justicia- para pedir que cesen las prácticas abortivas. 

La Iglesia Católica no puede callar ante lo que considera un crimen abominable -como lo califica el Santo Padre.

Personas de toda edad, católicos y no católicos, marchan dando un testimonio de defensa a la vida. "Cada vida humana es una caja de tesoros, llena de bendiciones, llena de vitalidad, llena de gozo. A cada ser humano Dios lo manda al mundo para una misión especial", dijo Elise S (30) de la iglesia Santa Catalina.

Por su parte, la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB) celebró una vigilia de oración a nivel nacional previa a la marcha, para conmemorar el 49º aniversario de las sentencias Roe v. Wade y Doe v. Bolton de 1973 del Tribunal Supremo, que legalizaron el aborto hasta los nueve meses de embarazo. Se organiza para rezar por el fin del aborto y clamar por un mayor respeto por toda vida humana.

Debido a las precauciones contra la pandemia, los eventos de la Vigilia en la Basílica de la Inmaculada fueron más cortos y el uso de las mascarillas fue obligatorio.

El celebrante principal de la misa de apertura fue el arzobispo William E. Lori de Baltimore, presidente del Comité de Actividades Pro-Vida de la USCCB. Durante la noche, hubo horas santas dirigidas por obispos de varias diócesis del país. La vigilia concluyó este viernes 21 de enero con una misa celebrada por el cardenal Seán P. O'Malley de Boston. Puede verse aquí: nationalshrine.org/mass.

La novena anual pro-vida pidiendo el fin del aborto, se extiende hasta el 27 de enero y consiste en oraciones, reflexiones, información educativa y acciones diarias sugeridas durante nueve días consecutivos. Este es el décimo año que se realiza la novena y se puede recibir en español, vía correo electrónico y mensaje de texto, o verla en internet: https://es.respectlife.org/9-dias-2022.

Incluye la Jornada Anual de Oración por la Protección Legal de los Niños por Nacer que se realizará el sábado 22 de enero. Es un día particular de oración por el pleno restablecimiento de la garantía legal del derecho a la vida y de penitencia por las violaciones a la dignidad del ser humano cometidas mediante actos de aborto.

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