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Adviento, tiempo de preparación espiritual por el nacimiento de Jesús

El cardenal Wilton Gregory fue el celebrante principal de la misa por el primer domingo de Adviento en la catedral de San Mateo El Apóstol. Foto/Andrew Biraj

El Adviento tiene que ser entendido como un tiempo de espera, preparación espiritual y reflexión -por la trascendencia del nacimiento de Jesús- en nuestros corazones y para el resto de la humanidad, resaltó el cardenal Wilton Gregory en la misa del primer domingo de Adviento celebrada en la catedral de San Mateo El Apóstol. 

Agregó que el Adviento es una invitación para que todas las comunidades de fe se reúnan a reflexionar sobre la importancia de generar cambios espirituales que sean advertidos por los demás, pues la llegada del Hijo de Dios es una señal de esperanza universal.

“La temporada de Adviento es una invitación a estar preparados para lo que Dios quiera hacer con nosotros y para nosotros. Preparémonos para recibir con fe y alegría la llegada del hijo de Dios”, dijo el arzobispo de Washington 

Señaló que el Adviento también significa un momento ideal para los movimientos eclesiales y las comunidades de fe de la Arquidiócesis Católica Romana de Washington reflexionen y se preparen para la llega del niño Jesús. “Todos necesitamos pedir a Dios que nos permita estar cerca de su hijo, nuestro salvador”.

Durante su homilía el cardenal Gregory indicó que la trascendencia del nacimiento del niño Jesús tiene que ser entendida estrictamente desde los ojos de la fe, porque la visión científica siempre será limitada e incompleta.

“Hace unos años la NASA reveló que estaba evaluando la posibilidad de la presencia agua en el sistema solar y National Geographic, basada en exploraciones científicas, siempre se cuestiona si estamos solos en el universo. Lo cierto es muchas de las cosas que hoy se descubren, nosotros ya lo hemos leído o escuchado en los relatos del Evangelio. El Adviento fortalece nuestra fe y nos recuerda las maravillas creadas por Dios”, puntualizó el cardenal Gregory.   

Concluyó su homilía diciendo que en el primer domingo Adviento todos debemos tener presente que la “Luz del Mundo” se está acercando y se vuelve cada vez más brillante con cada vela adicional que encenderemos durante los domingos de Adviento. 

 

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