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‘Acoged a los extranjeros, muchos han hospedado a los ángeles sin saberlo’

La escultura Angels Unawares expresa las enseñanzas de la Iglesia sobre la inmigración, en particular la importancia de acoger al extranjero y celebrar las muchas contribuciones de los migrantes y refugiados a nuestra sociedad. Foto/Andrew Biraj

Al ver esta nueva estatua de la Universidad Católica de América (CUA) me emocioné pensando en mis abuelos que llegaron a América en 1948 en un barco de inmigrantes, huyendo de una Europa devastada por la guerra.

Precisamente ese es el objetivo de esta obra llamada "Ángeles sin saberlo" (Angels Unawares), ubicada a pocos metros de la Basílica Nacional de la Inmaculada Concepción en Washington, DC: hacernos reflexionar en la dura realidad que viven los inmigrantes y pensar que todos, de alguna manera, somos extranjeros y lo que somos como pueblo estadounidense.  

"Nos recuerda lo que debemos ser cuando estamos en nuestro mejor momento. Qué su presencia aquí nos ayude a dar siempre lo mejor de nosotros mismos, a ser personas con el corazón y los brazos abiertos al extranjero y a los que desean formar parte de esta familia de naciones", expresó el arzobispo de Washington, Wilton Gregory, el viernes 22 de abril antes de bendecir la obra en el marco de una ceremonia interreligiosa.

En su breve discurso, el cardenal se refirió a la estatua de la libertad, haciendo la obvia aclaración de que es más pequeña, pero igualmente un significativo recordatorio de quienes somos como pueblo. 

"Cuando la gente llega al puerto de Nueva York y ve la estatua de la libertad, capta en esa imagen lo que se supone que somos como pueblo: Un pueblo acogedor, un pueblo que abre sus brazos a los que vienen como nuevos vecinos, a los que vienen en busca de libertad, a los que vienen en busca de posibilidades", expresó el cardenal y canciller de la universidad.

Rezo -dijo- para que esta estatua "Ángeles sin saberlo" evoque ese mismo espíritu de bienvenida que debería brotar en nuestros corazones y recordarnos quiénes somos como estadounidenses.

Ante representantes de tres religiones, aclaró que es una estatua católica. "No porque esté situada en el recinto de la Universidad Católica de América, no porque haya sido bendecida por los obispos, no porque de alguna manera pertenezca únicamente a la comunidad católica, sino porque los rostros de las personas en el barco representan los rostros de todas las personas en el mundo. Es universal y, por lo tanto, es católica", dijo. 

La estatua es de bronce y de tamaño real, pesa 3.5 toneladas y mide 6 metros (20 pies) de largo. Fue donada a la universidad, luego de haber realizado una gira nacional para compartir su mensaje de bienvenida y esperanza con miles de personas de todo el país.

La obra muestra a 140 emigrantes de toda la historia apiñados en un barco con la Sagrada Familia y está inspirada en Hebreos 13:2: "Acoged a los extranjeros, muchos han hospedado a los ángeles sin saberlo". 

El nuncio apostólico de Estados Unidos, Christophe Pierre, encabezó la ceremonia de dedicación con una oración y le siguieron otros invitados especiales de orden religioso con breves discursos: el reverendo Randolph Hollerith, decano de la Catedral Nacional; el imán Talib Shareef, presidente de la mezquita de la nación "Masjid Muhammad"; y la rabino Esther Lederman, directora de innovación congregacional de la Unión para el Judaísmo Reformista.

Igualmente participaron el presidente de CUA, John Garvey; el escultor de la obra, Timothy Schmalz, un artista canadiense conocido también por su escultura de Jesús el Desamparado, con réplicas en ciudades de todo el mundo; y Jacqueline Mars, quien hizo una donación principal de 1.25 millones de dólares para ayudar a crear la Plaza de la Bienvenida donde luce la imponente estatua que habla por sí sola.

Mars es fideicomisaria del Kennedy Center y miembro de la directiva de la Ópera Nacional de Washington. La Fundación Francis y Kathleen Rooney se unió en apoyo al proyecto y realizó una donación de 250.000 dólares.

"Angels Unawares" fue inaugurada y bendecida en CUA el 27 de septiembre de 2020. Desde noviembre de 2020 hasta septiembre de 2021, la escultura recorrió más de 9.700 millas a través del país, haciendo paradas en Boston, Brooklyn, Atlanta, Miami, Nueva Orleans, San Antonio, Napa Valley, Minneapolis y Chicago. 

La escultura es una segunda fundición de una pieza encargada por el papa Francisco y creada por Schmalz. La original fue instalada en la Plaza de San Pedro e inaugurada por el Papa el 29 de septiembre de 2019, en la conmemoración de la Jornada Mundial del Emigrante y del Refugiado. 

"La obra expresa las enseñanzas de la Iglesia sobre la inmigración, en particular la importancia de acoger al extranjero y celebrar las muchas contribuciones de los migrantes y refugiados a nuestra sociedad", según manifestó la universidad en un comunicado.

Al final de la ceremonia, se encendió la base con agua donde reposa la obra, entonces el barco de bronce lleno de migrantes parece flotar en las aguas. Digno de ser admirado. Visite CUA, donde se puede visitar la iglesia más grande del continente en honor a la Virgen María (con 60 capillas) y conocer esta estatua impresionante en los predios de la universidad (cerca de Father O’Connell Hall).

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