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Ínfulas de grandeza

La inclinación a la fachada de grandeza sirve de consuelo pasajero y momentáneo. Ínfulas de grandeza sirve como alternativa ante la vergüenza de descubrirse incapaz o ignorado. Cuando se adopta esta postura, se rescata a modo pasajero el bienestar emocional y psicológico. ¡Es el conocido, ‘I am ok, you are ok’! (si yo estoy bien, tú estas bien). Foto/OSV

El pecado de las primeras criaturas fue no solo de desobediencia, sino también de ambición. Envidiaron y desearon la grandeza de su Creador. Desde el inicio, ese rasgo de ambicionar motiva al ser humano a una continua inconformidad en la condición humana. Más todavía, cuando se comienza a experimentar los problemas normales de la vida. Por naturaleza, el ser humano es una criatura ‘gregaria’. Tiende a buscar estar con otros. Se considera anormal cuando alguien se enajena y rehúsa compañía. No siempre se toma en cuenta, pero la enajenación es una forma sutil de violencia. Además, podría considerarse también como un insulto personal. Bien se sabe que uno de los castigos más crueles es el aislamiento. Así lo es en el sistema penal.

En la cultura hispana, ese enojo es un mecanismo de defensa común. Dado el sentimentalismo que prevalece, el encerramiento comunica el mensaje de “desaparécete, déjame tranquilo”. Añádase, que muchos de los enojos entre familia se remontan a varias generaciones pasadas. Tienen un trasfondo que después de tantos años, hasta posiblemente ni se sabe el porqué de la enajenación. Entre menos crecimiento personal, más difícil la superación de cualquier conflicto familiar. Pero nótese que todo esto se menciona en conexión con la posible ‘ínfulas de grandeza’.

Se analiza que parte de una mentalidad negativa en el ser humano, es el prolongar su actitud del ‘pobre yo’. Como que la admisión de ‘yo no puedo’ trae cierta conformidad con la mediocridad. Esta postura se da con frecuencia en conexión con la pobreza económica. Ser víctima de una situación, exonera al individuo de cualquier responsabilidad personal. Difícil sentirse capaz cuando no se tienen los recursos. La mentalidad es que ‘el dinero no lo es todo en la vida’. ¡Cierto…pero ayuda al bienestar (estar bien)!

La incidencia de complejos de inferioridad es frecuente entre los carentes de recursos monetarios. Se adopta una actitud fatalista de conformidad con la situación, como si no hubiese ya otras alternativas. Al revés de esa postura, está la posibilidad de adoptar una de jactancia y vanidad. La fachada es de ‘mírenme ahora’. Ínfulas de grandeza es uno de los mecanismos de defensa más comunes para tratar de ocultar complejos y actitudes de insuficiencia. Como lo es también en la inmadurez del compartir humano. El que de algún modo siente la necesidad de comparar su vida con la de los demás, es persona insegura y emocionalmente inestable. Sin duda, vivir la vida a nombre propio es un reto en el contexto de la familia y el vecindario.

Se admira grandemente a una persona que es genuina. No hay fachada, no hay alardes de nada. Solamente, como dice un proverbio, ‘lo que ves es lo que hay’. En contraste, el fanfarrón y presumido ni se da cuenta que su actuación es irritante e incómoda ante los demás. Desde su propia inmadurez, se ilusiona por una imagen personal que no existe. La alternativa en el comportamiento es de fantasía. El fenómeno se origina desde la infancia, en la etapa de desarrollo que experimenta carencia de recursos o apoyo emocional. El ser humano busca entonces crear su propio mundo donde él se sienta cómodo. Uno de los mecanismos de defensa, es creerse lo que no es. Ínfulas de grandeza es una de las posibles alternativas que traen consolación. No solo sirve de escape, sino también de refugio ante los conflictos que son parte normal de la vida.

Este tipo de escape se adopta entonces como algo que tranquiliza la insuficiencia personal. Le sirve como alternativa de comportamiento. Un paso importante en alcanzar madurez es descubrir los falsos escapes que se han adoptado en el proceso. Ayuda muchísimo el que aquellos adultos que acompañan todo el proceso de crecimiento puedan captar o corregir esos desvíos que son comunes en la experiencia. Humildad no es solo algo recomendable, sino requisito si se va a lograr una personalidad saludable. Fruto del ‘conócete a ti mismo’ es una inquietud por superar actitudes de indiferencia y conformismo que no ayudan a la superación personal. Vivir en la verdad es parte de la búsqueda de autenticidad personal. Ínfulas de grandeza es parte sutil de aquella ambición original ya mencionada. La ambición y aspiración a la grandeza, en cierto grado es algo saludable y deseable. Sin embargo, cuando existe como escape permanente, es algo dañino e indeseable.

Como toda estrategia de sobrevivencia, la fachada de grandeza no siempre es fácil de detectar o captar. El consuelo pasajero que trae corre el riesgo de fijarse como cualidad permanente de la personalidad. Es más fácil caer en la pretensión que lograr la autenticidad. Es más fácil abrazar la mentira que lidiar con la verdad. Ínfulas de grandeza afecta a todos, en un momento u otro. Es como un virus que a modo sutil se escurre en la vida, ocultando la angustia del complejo de inferioridad. Nadie desea ser considerado inútil o no capaz. La inclinación a la fachada de grandeza sirve de consuelo pasajero y momentáneo. Ínfulas de grandeza sirve como alternativa ante la vergüenza de descubrirse incapaz o ignorado. Cuando se adopta esta postura, se rescata a modo pasajero el bienestar emocional y psicológico. ¡Es el conocido, ‘I am ok, you are ok’! (si yo estoy bien, tu estas bien).



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