Por vez primera, la Arquidiócesis de Washington reunió a viudas y viudos para buscar el consuelo del Señor -y consolarse mutuamente en la fe- en una misa especial celebrada por el cardenal Wilton Gregory en la iglesia Nuestra Señora de la Gracia en Silver Spring, Maryland.
El arzobispo Gregory, dirigiéndose a los presentes, dijo: “Ustedes han experimentado la bendición del matrimonio con la convicción de que seguimos viviendo en el amor de Cristo incluso en las circunstancias más dolorosas”.
Los católicos creemos que los que nos han precedido en la vida eterna también siguen viviendo en el amor de Cristo que no tiene límites ni fin, afirmó ante un nutrido grupo de personas mayores de más de 24 parroquias de Washington y Maryland, que acudieron a este encuentro espiritual Post Cana el 19 de febrero.
Es una comunidad especial de vecinos y amigos que se reunió en oración de gratitud y en busca de consuelo, como les definió el cardenal Gregory. Reunirse con otras personas que comparten la dolorosa experiencia de haber perdido su cónyuge, alivia y reconforta, especialmente si la pérdida es reciente y el dolor aún embarga a la familia.
"Quieren recordar a sus seres queridos en la fe y alabar a Dios por los dones de alegría y felicidad que esas personas les aportaron tanto a ustedes como a sus hijos, sus nietos, sus familias", dijo el homilista recalcando la gratitud y el consuelo como los anclajes de la oración en esta misa en especial.
El cardenal Gregory aprovechó la ocasión para reiterarles a los viudos de la arquidiócesis que Dios les ama y les acompaña en esta etapa, que muy probablemente está teñida de soledad con la inevitable tendencia a recordar tiempos vividos en pareja. "El amor de Jesús es siempre seguro y perdura para siempre", anotó.
El cardenal reconoció que es 'el amor duradero por un cónyuge fallecido' la razón por la que se reunió este grupo de más de dos docenas de parroquias. "Se reúnen como una familia de esperanza y fe en el nombre de Jesús y en su amor".
El arzobispo comentó -a los presentes- que en las escrituras se puede leer que el matrimonio ha sido frecuentemente el contexto en el que Dios trajo grandes bendiciones a su pueblo y así lo hace también en la actualidad. "Recemos no sólo por los cónyuges que nos han precedido en la fe, sino también por las parejas jóvenes que se preparan para el matrimonio para que contraigan matrimonios amorosos y duraderos.
El cardenal aseguró que ese tipo de uniones son las que aportan una gran esperanza y una gran paz. Entonces, oró para que esas parejas -que pronto han de casarse con la bendición de Dios- "descubran, como ustedes lo han hecho, la alegría y la bendición que implica el matrimonio y sean tan fieles como ustedes".