Tres obispos católicos de EEUU emitieron el pasado 14 de noviembre una declaración de preocupación pastoral en la que se comprometen a apoyar a los inmigrantes.
"Impulsados por el Evangelio de Jesucristo y reconociendo la dignidad inherente de cada individuo como hijo de Dios, nos solidarizamos firmemente con nuestros hermanos y hermanas inmigrantes que viven y trabajan en estos Estados Unidos", escribió el arzobispo Timothy P. Broglio de la Arquidiócesis para los Servicios Militares de Estados Unidos, quien es el presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de EEUU; Mons. Mark J. Seitz, obispo de El Paso, Texas, presidente del Comité de Migración de la Conferencia de Obispos Católicos de EE.UU.; y Mons. Jaime Soto, obispo de Sacramento, presidente del consejo de Catholic Legal Immigration Network Inc.
Conocida como CLINIC, la red es una organización sin ánimo de lucro con sede en Maryland que ofrece defensa, formación y apoyo a más de 400 proveedores de servicios jurídicos católicos y comunitarios en materia de inmigración en 49 estados de EEUU.
Los obispos señalaron que "desde la fundación de nuestra nación, los inmigrantes han sido esenciales para el crecimiento y la prosperidad de esta sociedad".
"Llegan a nuestras costas como extraños, atraídos por las promesas que ofrece esta tierra y se convierten en estadounidenses", dijeron los obispos. "Continúan brindando seguridad alimentaria, servicios de salud y muchas otras habilidades esenciales que apoyan a nuestra próspera nación".
Según datos del Pew Research Center, los inmigrantes representan actualmente el 14,3% de la población estadounidense, el nivel más alto desde 1910, pero aún inferior al porcentaje de 14,8% de 1890.
Los datos de 2022 muestran que la mayoría de los inmigrantes (77%) están en EEUU legalmente, con casi la mitad (49%) como ciudadanos naturalizados, algo menos de una cuarta parte (24%) como residentes permanentes legales y un 4% como residentes temporales legales. Algo menos de una cuarta parte (23%) están en el país sin autorización.
Mientras que el presidente electo Donald Trump ha prometido deportar a millones de inmigrantes indocumentados, los obispos dijeron en su declaración que "nuestro país merece un sistema de inmigración que ofrezca caminos justos y generosos hacia la ciudadanía para los inmigrantes que viven y trabajan durante muchos años dentro de nuestras fronteras".
En particular, afirmaron, "necesitamos un sistema que brinde alivio permanente para los inmigrantes que llegan en la infancia, que ayude a mantener a familias juntas y que dé la bienvenida a refugiados".
Con gran parte de la migración mundial impulsada por conflictos y desastres naturales, los obispos subrayaron la necesidad de "desarrollar un sistema de asilo eficaz para aquellos que huyen de la persecución".
Según la legislación internacional sobre derechos humanos -- como la Convención de la ONU sobre el Estatuto de los Refugiados de 1951 y su Protocolo de 1967, al que Estados Unidos se adhirió en 1968 --, el principio fundamental de no devolución establece que los refugiados no pueden ser expulsados a territorios donde existan amenazas sustanciales para su vida o su libertad.
Al mismo tiempo, los obispos pidieron "un sistema de inmigración que mantenga nuestras fronteras seguras y protegidas, con políticas de aplicación de la ley que se enfoquen en quienes presentan riesgos y peligros a la sociedad, particularmente esfuerzos para disminuir actividad pandillera, frenar el flujo de las drogas y eliminar la trata de personas".
La doctrina social católica sobre la inmigración equilibra tres principios interrelacionados: el derecho de las personas a emigrar para mantener sus vidas y las de sus familias, el derecho de un país a regular sus fronteras y controlar la inmigración, y el deber de una nación de regular sus fronteras con justicia y misericordia.
Los obispos dijeron que Estados Unidos debe tener un sistema de inmigración que proteja "a los migrantes vulnerables y a sus familias, muchos de los cuales ya han sido víctimas de actores delincuentes".
"Juntos, debemos hablar en nombre de las 'masas apiñadas que quieren respirar en libertad' y que nuestro gobierno brinde un trato justo y humano a nuestros queridos hermanos y hermanas inmigrantes", dijeron los obispos, citando una línea de "El nuevo coloso" de la poeta Emma Lazarus, cuyo texto completo está inscrito en la base de la Estatua de la Libertad. "Es nuestra esperanza y nuestra oración que todos podamos trabajar juntos para apoyar una reforma significativa a nuestro sistema de inmigración actual", añadieron los prelados.