Somos, aún más que antes, “una nación amargamente dividida” -luego de las elecciones generales-, según los expertos que participaron en el reciente foro “La fe y la feligresía en las elecciones 2024: ¿Qué pasó, por qué y ahora qué?”, auspiciado por la Iniciativa sobre el Pensamiento Social Católico y la Vida Pública de la Universidad Georgetown.
Los expositores intercambiaron ideas sobre el sorpresivo resultado electoral que arrojó como ganador al expresidente Donald Trump, quien ganó el voto popular y el control de ambas cámaras. Ellos piensan que la economía fue un factor determinante para los votantes decepcionados y que la polarización es un gran reto difícil de superar.
Reporteros y analistas, también, examinaron los factores que influyeron en el resultado de las elecciones, exploraron qué tácticas tuvieron mayor impacto y analizaron cómo una nación polarizada puede unirse.
“Es una realidad que los precios subieron y para mucha gente es una realidad que la renta subió. Tal vez los salarios subieron en los últimos cuatro años, pero el monto de la renta subió más y no pueden pagar y mantener el estilo de vida que tenían hace cuatro años”, es lo que palpa en las entrevistas Sabrina Rodríguez, reportera de política nacional del diario The Washington Post que ha escrito sobre la demografía en los estados claves en las elecciones. En sus actividades de campaña, dijo, Trump prometió las deportaciones masivas y esa parte era la que más aplausos generaba
“Un 60 por ciento de los católicos blancos votaron por Trump, cinco puntos más que las últimas dos elecciones. También sabemos que los católicos que van más a misa son mayormente republicanos blancos. El voto católico hispano es de verdad interesante ya que no comprendemos realmente todavía porque las encuestas a boca de urna no son super confiables”, explicó el analista de religión y política Ryan Burge.
Afirmó que el voto hispano varía significativamente. Puso como ejemplo el condado Miami Dade, en Florida, donde Hillary Clinton tuvo una ventaja de 30 puntos entre los votantes hispanos y ahora ganó Trump por 13 puntos de ventaja. Otro ejemplo fue un condado en el Valle de Río Grande, en el sur de Texas, que generalmente ha votado 70 por ciento a favor de los demócratas y ahora ganó Trump.
Considera que los demócratas dan por garantizado el voto hispano, lo descuidaron, lo perdieron (en ciertos lugares) y tal vez no lo recuperen. También piensa que lo que ha ocurrido es que la economía fue el factor que impulsó mucho a los votantes hispanos.
Haciendo un análisis general, dijo que “los ateos son increíblemente liberales y un 90 por ciento votó por Kamala Harris, al igual que un 85 por ciento de los agnósticos”, según este experto quien también es profesor de ciencias políticas en Eastern Illinois University y autor de cuatro libros sobre religión y política en EEUU.
“La gente dice que los precios estaban mejor durante el primer gobierno de Trump y es verdad, porque los precios subieron y no bajaron. Consideran que la vivienda, la gasolina, el pan, la leche y que todo va a bajar si Trump regresa” a la Casa Blanca, comentó Judy Woodruff, corresponsal principal en PBS News Hour. “Veremos qué pasa, qué va a recibir la gente de parte de su administración cuando sea presidente otra vez”.
Subrayó que el voto de la gente trabajadora, que vive al día, que no tienen ahorros, fue impulsada por el factor económico. Claro, dice, también el tema de inmigración y para algunos el disgusto por la agenda de los demócratas que hace énfasis en las personas transgénero.
Trump ha obtenido la mayoría del voto popular y todo esto es lo que lo ha impulsado, según esta experta que ha analizado los efectos de la división política del país en la vida personal de los estadounidenses.
“Usted ha analizado lo que nos une y lo que nos separa, entonces ¿qué es lo que impulsa la polarización, ¿qué es lo que nos divide y qué es lo que puede unirnos?”, preguntó el moderador John Carr, fundador de la Iniciativa.
Todo ha contribuido, de alguna forma, a dividirnos, afirmó Judy, refiriéndose a las circunstancias económicas, la forma en que estamos viviendo, nuestro nivel de educación, la fe, quiénes somos, de dónde venimos, cómo desarrollamos nuestras convicciones. “La economía tiene mucho que ver, pero no lo es todo. Hay gente que vive confortablemente, pero piensa que necesitamos a Trump como un líder fuerte para la nación. Otros piensan que era el momento de que una mujer lidere en un mundo con tantos retos”.
Es un asunto complejo y unirnos no será fácil, dice esta experta destacando que no hay una fórmula mágica. “Tenemos que sentarnos y escucharnos unos a otros respetuosamente, ponernos en los zapatos de quienes están en desacuerdo con nosotros. Tenemos que sentarnos a conversar, con un café o con una cerveza, respetando la opinión del que piensa distinto”, dijo.
Por su parte, Burge agregó que tenemos que dejar de etiquetar a la gente, “deshumanizar a los demás. Si votaste por Harris no eres un asesino de bebés y si votaste por Trump no eres un racista. Esa no es una forma de propiciar el diálogo”.
Este experto piensa que “no estamos interactuando lo suficiente con gente que piensa distinto a nosotros, en el vecindario, en el trabajo, en la parroquia” y está convencido de que la Iglesia podría y debe trabajar como un puente para unir a la gente.
En este contexto, un factor muy poderoso han sido las campañas orquestadas de desinformación masiva, imperceptibles al ojo del ciudadano común, impulsadas por intereses políticos y corporativos, y países extranjeros.
En un país donde la libertad de expresión se defiende “a capa y espada” y donde la mayoría no puede identificar lo que es falso, será muy difícil controlar la sutil desinformación que nos rodea. La misma nos ha convertido en un país dividido, violento, poco informado y deshumanizado, donde los principios elementales y los valores católicos son cada vez más importantes y olvidados.
El evento virtual puede verse en: https://www.youtube.com/live/T0lbk-GevGw?si=uLqpw93r40iaemF5