“La festividad en honor al Señor de los Milagros, reanima el orgullo de ser peruano”, dijo el obispo auxiliar de Washington, Evelio Menjívar, en la tradicional misa y procesión anual, instando a los peruanos a ser embajadores del Cristo de Pachacamilla y un ejemplo a imitar.
“La devoción va creciendo, incluso entre los que no son peruanos. No le quita nada a los peruanos, más bien les añade. Implica la responsabilidad de mantener viva la devoción. ¡Qué gran dicha ser los embajadores del Señor de los Milagros!”, dijo el obispo Menjívar en la misa celebrada en el Santuario del Sagrado Corazón en el Distrito de Columbia, el 29 de octubre de 2023.
“Ojalá que vivan bajo la imagen de quien dio su vida por nosotros y que esta imagen sea la viva imagen del amor de Dios”, dijo a los presentes.
Los dos niveles del templo estaban repletos de fieles, no había espacio ni para caminar en los pasillos, y en los alrededores había varios puestos de comida muy ocupados. En los creyentes se notaba la emoción y el apuro por no perder detalle, una señal de la importancia que le dan a esta religiosa cita anual.
A la concurrida fiesta de fe le imprime un tono de solemnidad la presencia de los miembros de la Hermandad del Señor de los Milagros, quienes visten el formal hábito morado de las hermandades y devotos y, junto a autoridades del gobierno, cargan la imagen del Señor de los Milagros en andas.
Víctor Miranda (36) es uno de ellos y admite que su devoción es de cuna. Su padre es devoto y al llegar a Estados Unidos se integró a la Hermandad de Washington. En ese entonces, Víctor tenía 5 años y veía como toda la familia participaba. “A los 13 años cargué por primera vez al Señor de los Milagros, como apoyo. Desde los 18 años lo cargué formalmente como miembro de la hermandad”, dijo con inocultable orgullo.
Pero más allá de la tradición familiar y de su patria, Víctor compartió que cree profundamente “en el milagro al cumplir con la promesa que le hemos hecho al Señor”.
En el 2001, encomendó a su hermano al Señor y el milagro ocurrió ya que pudo superar una grave enfermedad. Actualmente, mantiene su promesa de participar activamente para retribuir todo lo que Dios le ha dado -especialmente la salud.
La hermandad de DC está conformada por más de 60 miembros y a ellos se sumaron para la ocasión miembros de hermandades de Virginia, Nueva Jersey y Nueva York.
El obispo se refirió a ellos subrayando que deben ser un ejemplo para otros por su conducta, actitud y honradez. “Ser peruano y ser devoto del Señor de los Milagros, significa ser fiel a la fe y transmitirla a los demás”.
El obispo recalcó en su homilía que Jesús es el estandarte que ilumina nuestra vida y lo hace concretamente mediante las virtudes teologales: fe, esperanza y caridad.
“Si somos devotos, debemos demostrarlo mediante una fe sincera, una esperanza inquebrantable y caridad por los demás”.
“Con certeza podemos decir que la verdadera devoción al Señor de los Milagros se resume en amar a Dios -con todo el corazón, con toda el alma- y al prójimo como a nosotros mismos”, según el obispo.
“Nos unimos como fieles devotos del Señor de los Milagros, nos acercamos para pedirle bendiciones para Perú, para los peruanos tanto en su patria como en la diáspora, también para nuestra familia, la nación y la humanidad”, dijo el prelado.
Los peruanos y personas de otras nacionalidades que creen en Dios acuden para pedirle su intercesión en asuntos personales y para dar gracias por los favores recibidos.
“La tradición (de participar en la celebración) viene desde mi familia en Perú. Siempre hemos creído en el Señor de los Milagros. Mis padres nos inculcaron esta devoción”, contó Cintia Ruiz (34) que acudió a la misa con su esposo Cleto Pumacayo (36) y su pequeña hija Daphne (1) vistiendo el hábito morado.
“No vamos mucho a la Iglesia y esta es una forma de conectarnos con Dios y darle gracias por la buena salud y pedir intercesión a Dios en los objetivos que nos trazamos”, dijeron.
Recordaron que en Perú la celebración se extiende todo el mes de octubre. Cada fin de semana hay una misa especial y luego sale la imagen en andas a recorrer las calles de Lima. En el interior del país la procesión va de casa en casa y los anfitriones preparan una mesa con flores y comida para ofrecerles a los fieles visitantes.
Reconocieron que es la profunda fe en Dios lo que les mueve a participar en esta celebración. “Como siempre, venimos a pedir por nuestra salud y la de nuestra familia aquí y en Perú”, dijo Cleto.
Esta misa fue una oportunidad también para orar por quienes sufren las consecuencias de los conflictos armados en el mundo.
La celebración se ha venido realizando por cuatro décadas en la parroquia Nuestra Señora Reina de las Américas y por primera vez se realizó en el Sagrado Corazón, ubicado en el centro de la comunidad inmigrante de la capital.
Al Señor de los Milagros se le conoce también como Cristo Moreno o Cristo de Pachacamilla. Es una imagen de Jesucristo pintada durante el siglo XVI por Pedro Dalcón en una pared de adobe. Se conserva en el Altar Mayor del santuario de Las Nazarenas de Lima (Perú) y es venerada en Lima como también en diversas partes del mundo durante el mes de octubre.
La creencia popular es que la imagen fue pintada por un esclavo de Angola que fue llevado al Perú, pero no se sabe con exactitud.
La festividad del Señor de los Milagros es la celebración católica más importante en el Perú y una de las procesiones más grandes del mundo.