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Recuerdan con gratitud al obispo Mario Dorsonville

La comunidad hispana de Washington recibió con gran tristeza la noticia de la partida a la Casa del Padre de monseñor Mario Dorsonville (63), obispo de Houma-Thibodaux (Luisiana). Su trabajo pastoral en el área metropolitana lo hizo conocido como buen sacerdote y obispo, pues a pesar de sus recargadas funciones siempre tuvo tiempo para compartir con las diferentes comunidades inmigrantes afincadas en la capital estadounidense.

Desde que llegó procedente de Colombia a inicios de la década de los noventa sus esfuerzos estuvieron enfocados en el servicio a los necesitados, prueba de ello fue el fructífero trabajo en el Centro Católico Hispano, Caridades Católicas de Washington, como director espiritual adjunto del Seminario San Juan Pablo II y al frente del comité de migración y refugiados de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos (USCCB).

Muchos recuerdan al obispo Dorsonville con alegría y gratitud, ya sea por celebrar una misa en honor al Divino Salvador del Mundo, la Virgen de Suyapa, la procesión del Señor de los Milagros, la marcha en honor a la Virgen de Guadalupe, en los aniversarios patrios del Perú, Colombia, El Salvador, Chile y Argentina, con los empleados de organismos internacionales, representaciones diplomáticas, apoyando la propuesta de una reforma migratoria justa y humana ante legisladores en el congreso de EEUU, participando en   sencillos eventos parroquiales e importantes reuniones como el V Encuentro Nacional de Pastoral Hispana.

Cuando el papa Francisco lo nombró obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Washington en marzo de 2015, los feligreses capitalinos no ocultaron su satisfacción al ver que el Santo Padre reconocía el trabajo pastoral de un sacerdote hispano.  

 Testimonios

 Luis E. Quezada, traductor jubilado del Baco Interamericano de Desarrollo (BID): Cuando me desempeñé como traductor oficial en la sede principal del banco (1992-2005), pude compartir con el padre Mario Dorsonville, mucho antes de que fuera ordenado obispo. Aparte de celebrar la misa, él se reunía con el “grupo católico” de empleados para dar algunas enseñanzas, escuchar confesiones y cumplir una función pastoral, actividad que se prolongó por unos 20 años hasta que él tuvo su ordenación episcopal.

En diversas ocasiones, él escuchó mi confesión, me dio consejos y me pidió que le asistiera en las misas como acólito y lector, su persona era algo que me hacía sentirme contento, relajado y cómodo, pues siempre demostraba un carácter bondadoso, apacible, optimista y alentador. 

Por eso, la noticia de su repentino, prematuro y muy inesperado deceso me causó una impresión que me dejó estupefacto. ¡No podía ser! ¿Qué falleció? En realidad, no lo podía creer y todavía me cuesta pensar que ya no está entre nosotros. Lo recordaré siempre con mucho cariño como un gran sacerdote, un magnífico obispo y un amigo verdadero. ¡Que Dios lo tenga en su santo Reino! 

 Javier W. Bustamante, director del Center for Cultural Engagement de la Universidad Católica de América (CUA): Trabajé con el obispo Mario Dorsonville cuando asumí la conducción de la oficina de Diversidad Cultural en la Arquidiócesis de Washington. Parte de mi responsabilidad fue implementar el proceso del V Encuentro en la arquidiócesis y colaborar con el obispo en sus funciones en el comité de migración de USCCB, en donde puede comprobar su liderazgo ante los legisladores, así como en el momento de articular las prioridades e identificar nuevos líderes ante de la realización del mencionado evento pastoral que se realizó en Texas.

Aprovechando la sabiduría de monseñor Dorsonville se pudo establecer y restablecer relaciones con varias comunidades étnicas en la arquidiócesis, extender nuestros lazos a miembros de diversos credos a través de actividades ecuménicas enfocadas en nuestro llamado común a caminar con la comunidad inmigrante. También se pudo desarrollar estrategias para caminar con los jóvenes que habían sido afectados por los cambios en la política migratoria del Gobierno federal. 

Una cualidad de monseñor Dorsonville era su apertura y sensibilidad a la necesidad de todos. Cuando dejé la arquidiócesis y comencé a trabajar en la CUA, él se convirtió en una fuente de apoyo para el trabajo que hoy desarrollo, promoviendo la diversidad de la Iglesia en la universidad, y más allá, para continuar abriendo puertas de acceso para más estudiantes hispanos. Ahora gracias a su ayuda en el campus podemos celebramos la misa de la Virgen de Guadalupe, la fiesta de San Óscar Romero, promocionar diálogos ecuménicos y actividades que traen a la luz las realidades que afectan a los inmigrantes.

 Miguel Guilarte, especialista en apoyo parroquial en la Arquidiócesis de Washington: Era la tarde del miércoles 13 de junio de 2018, y en Fort Lauderdale, Florida, comenzaba la asamblea de primavera de USCCB. Era mi primer evento en esa organización y tenía sentimientos encontrados, pues esa noche mi primogénita Margaret se graduaba en la escuela media en Washington. Luego de la reunión plenaria los cardenales, arzobispos y obispos de todo el país asistieron a la misa inaugural, pero al final de la jornada me encontré con el obispo Dorsonville y le confese que estaba triste porque no podía estar con mi hija en su graduación y, muy amablemente me dijo que le grabáramos un video con sus palabras y bendiciones por ese logro académico. 

Ese día el obispo se salió del protocolo de seguridad, grabamos el video con mi celular y enviamos el mensaje a mi esposa e hija, quienes lo recibieron emocionados minutos antes de comenzar la ceremonia de graduación. En la grabación el obispo la felicitó por el esfuerzo académico realizado y por ser consecuente con su fe católica. 

Una semana después asistimos con mi familia a la misa dominical en la Catedral de San Mateo y el celebrante principal era el obispo Dorsonville, quizás por obra y gracia del Espíritu Santo, uno de los ujieres del templo pidió que nuestra familia llevemos las ofrendas durante la Eucaristía. Al concluir el servicio religioso saludamos al obispo y le dimos las gracias por aquel significativo video. Cuatro años después, cuando Margaret se preparaba para viajar a Chicago para comenzar sus estudios en la universidad, volvimos a encontrar al obispo Dorsonville en una misa y esa vez personalmente, bendijo a Margaret y le deseó éxitos en esa etapa de su vida que estaba por comenzar. 


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