Ante el inicio de un nuevo gobierno que ya ha anunciado medidas drásticas contra la migración, “hay incertidumbre en la comunidad, debemos tener esperanza y también nos tenemos que preparar”, dijo Celia Rivas, coordinadora de los servicios de inmigración de Caridades Católicas de la Arquidiócesis de Washington.
Cuando estamos cerca de empezar un nuevo año, cada uno debe tener metas, analizar qué ha hecho por su propia legalización y averiguar de qué manera se puede legalizar. No es cuestión de que uno viva en temor, sino más bien, uno debe tomar acción, dijo.
A veces, se espera mucho tiempo para dar el paso en el proceso de legalización, dijo esta experta quien gestiona mil casos de inmigración al año y aprovechó para dar ideas de procedimientos legales que los inmigrantes en el limbo migratorio podrían comenzar para obtener un estatus permanente.
Si tienen un familiar directo como padre/madre, cónyuge o un hijo mayor de 21 años que sea ciudadano, sobre todo los tepesianos, pueden hacer el trámite por petición familiar. El TPS para hondureños se dio en 1998 y para los salvadoreños en el 2001. Es notable, “cuántos años llevan estas personas en EEUU en espera de una legalización permanente”, dijo.
Durante la pandemia de COVID, algunos padres de familia que eran peticionarios fallecieron -explicó- y cabe destacar que la ley ampara a las viudas de estadounidenses y hace que el proceso automáticamente pase de petición familiar a una petición de la viuda/o.
La persona que ingresó con visa y se casó con un estadounidense, aunque se haya quedado sin estatus (dejó vencer su visa), puede obtener la residencia permanente en EEUU. Quien ingresó por la frontera ilegalmente o quien tiene un proceso de deportación, va a necesitar pasos adicionales (más tiempo) porque ha acumulado presencia física ilegal. Va a tener que solicitar un perdón y, cuando sea aprobado, podrá salir del país para recibir la ‘tarjeta verde’ en su país y reingresar a Estados Unidos legalmente.
Rivas insiste en que es un momento de dar el paso. “No escuchen el rumor (opinión pública), vayan a fuentes profesionales para que puedan tomar una acción”.
En las oficinas del Centro Católico de Gaithersburg, dijo, reciben muchos casos de víctimas de violencia doméstica y allí les abren los ojos y les explican que están en una relación abusiva. Las remiten al centro de justicia familiar del condado de Montgomery o Prince George, Maryland, donde les brindan un servicio integral.
Igualmente, Caridades Católicas les ayuda a legalizar su estatus migratorio. “Si la víctima de violencia doméstica (indocumentada) está casado/a con un residente permanente o ciudadano estadounidense, puede obtener la residencia (green card) mediante la ley VAWA. Si la víctima no está casada o el abusador no tiene estatus legal, entonces se puede gestionar la visa U”, dijo Celia.
Y, por supuesto, quienes son residentes permanentes y pueden naturalizarse, es importante que den el paso de iniciar el trámite para hacerse ciudadanos. “No es solo por el bienestar de uno, sino que -a veces- depende de uno que los familiares puedan legalizarse”.
Celia dijo que estos procedimientos están basados en la ley de inmigración y el presidente electo, a partir del 20 de enero, no tiene la autoridad de cambiar la ley por sí mismo sino es el Congreso el que puede hacerlo.
Recomendó a las parejas en concubinato que se casen para proteger a sus familias y facilitarles la obtención del estatus permanente en EEUU.