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Papa Francisco: La enfermedad nos hace más conscientes de que no estamos solos

El papa Francisco abraza en el Vaticano a un menor enfermo. Foto/CNS/Paul Haring

“El dolor lleva siempre consigo un misterio de salvación, porque hace experimentar el consuelo que viene de Dios de forma cercana y real”: Lo escribe el Papa Francisco en su Mensaje para la 33ª Jornada Mundial del Enfermo, que se celebrará el próximo 11 de febrero, y cuyo texto ha difundido esta mañana la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

“La esperanza no defrauda y nos hace fuertes en la tribulación” es el título del Mensaje en este año Jubilar 2025, en el que la Iglesia nos invita a hacernos ‘peregrinos de esperanza’. Tomado de la carta de san Pablo a los Romanos, contiene - como especifica el Pontífice - “palabras consoladoras, pero que pueden suscitar algunos interrogantes”, en particular en quienes sufren enfermedades y, además del propio sufrimiento, ven sufrir a los seres queridos que los asisten.

“En todas estas situaciones sentimos la necesidad de un apoyo superior a nosotros”, señala el Papa. "Necesitamos la ayuda de Dios, de su gracia, de su Providencia, de esa fuerza que es don de su Espíritu". A continuación, Francisco invita a reflexionar sobre la presencia de Dios que permanece cerca de quien sufre, en particular bajo tres aspectos que la caracterizan: el encuentro, el don y el compartir.

El encuentro

El Obispo de Roma recuerda que cuando Jesús envió en misión a los 72 discípulos los exhortó a decir a los enfermos: «El Reino de Dios está cerca de ustedes». Y les pidió concretamente que ayudaran a los enfermos “a comprender que también la enfermedad, aun cuando sea dolorosa y difícil de entender, es una oportunidad de encuentro con el Señor”.

Él no nos abandona y muchas veces nos sorprende con el don de una determinación que nunca hubiéramos pensado tener, y que jamás hubiéramos hallado por nosotros mismos.

La enfermedad, asegura el Papa, se convierte en ocasión de un encuentro transformador, “en el hallazgo de una roca inquebrantable a la que podemos aferrarnos para afrontar las tempestades de la vida. “una experiencia que, incluso en el sacrificio, nos vuelve más fuertes, porque nos hace más conscientes de que no estamos solos”. El dolor – añade el Papa - lleva siempre consigo un misterio de salvación, porque hace experimentar el consuelo que viene de Dios de forma cercana y real”.

El don

“Nunca como en el sufrimiento nos damos cuenta de que toda esperanza viene del Señor, y que por eso es, ante todo, un don que hemos de acoger y cultivar, permaneciendo fieles a la fidelidad de Dios”, precisa el Papa. Sólo en la resurrección de Cristo - añade nuestros destinos encuentran su lugar en el horizonte infinito de la eternidad. “Sólo de su Pascua nos viene la certeza de que nada, ‘ni la muerte ni la vida, ni los ángeles ni los principados, ni lo presente ni lo futuro, ni los poderes espirituales, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra criatura podrá separarnos jamás del amor de Dios’”. Y de esta ‘gran esperanza’ “deriva cualquier otro rayo de luz que nos permite superar las pruebas y los obstáculos de la vida”, dice Francisco citando a su predecesor Benedicto XVI.

El compartir

Por último, los lugares donde se sufre son a menudo lugares de intercambio, de enriquecimiento mutuo, explica el Papa. “¡Cuántas veces, junto al lecho de un enfermo, se aprende a esperar! ¡Cuántas veces, estando cerca de quien sufre, se aprende a creer! ¡Cuántas veces, inclinándose ante el necesitado, se descubre el amor!”

Francisco destaca la necesidad de saber descubrir la belleza y la magnitud de estos encuentros de gracia y aprender a escribirlos en el alma para no olvidarlos; entre “un paciente, el rostro comprensivo y atento de un médico o de un voluntario, el semblante expectante e inquieto de un cónyuge, de un hijo, de un nieto o de un amigo entrañable”. “Son todas luces que atesorar pues, aun en la oscuridad de la prueba, no sólo dan fuerza, sino que enseñan el sabor verdadero de la vida, en el amor y la proximidad”.

Un papel importante en el Jubileo

El Papa Francisco concluye su Mensaje dedicando palabras especiales a los enfermos y a los que sufren, recordándoles que tienen “más que nunca un rol especial” que desempeñar en el Jubileo. “Su caminar juntos, en efecto, es un signo para todos, "un himno a la dignidad humana, un canto de esperanza”

Y les agradece su testimonio, en nombre de toda la Iglesia y en el suyo propio, asegurándoles que están siempre en sus oraciones, y extendiéndoles su bendición.

Jornada Mundial del Enfermo 2025

La Jornada Mundial del Enfermo se celebra anualmente el 11 de febrero, memoria litúrgica de la Santísima Virgen de Lourdes. Cada tres años, la celebración de la jornada tiene lugar de forma solemne en un santuario mariano.

Con motivo del Año Jubilar 2025, el Papa Francisco dispuso que la celebración, que debía celebrarse este año, tenga lugar el 11 de febrero de 2026 en el santuario mariano de la Virgen de Chapi, en Arequipa, Perú.

La decisión del Pontífice fue anunciada esta mañana en una nota de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, en la que también se señala que en el Año Jubilar la Iglesia celebrará la Jornada Mundial del Enfermo en forma ordinaria, a nivel diocesano, el 11 de febrero; el Jubileo de los Enfermos y del Mundo de la Sanidad, el 5 y 6 de abril; y el Jubileo de las Personas con discapacidad, el 28 y el 29 de abril.



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