El millenial y el estudiante, ambos santos durante el Jubileo. Carlo Acutis y Pier Giorgio Frassati, modelo y punto de referencia para la fe de miles de jóvenes de todo el mundo, serán canonizados el próximo año: Acutis, en la Jornada de los Adolescentes; Frassati, en la Jornada de la Juventud. El Papa lo ha anunciado esta mañana, 20 de noviembre, al final de la audiencia general, suscitando un atronador aplauso en la plaza de San Pedro, abarrotada por miles de fieles cobijados bajo los paraguas. Entre ellos, también algunos niños del comité organizador de un gran evento que se celebrará en el Vaticano el 3 de febrero: el Encuentro mundial de los derechos de los Niños, titulado «Amémoslos y protejámoslos», en el que participarán expertos y personalidades de distintos países. El Papa lo ha anunciado también al final de la audiencia de hoy, Día Internacional de los Derechos de la Infancia de de la Adolescencia y también esta noticia ha sido acogida con fuertes aplausos y un entusiasmo inesperado, con el grupo de niños corriendo desde la primera fila del parvis hacia el palco del Pontífice para saludarlo y darle las gracias.
Será una oportunidad para encontrar nuevas formas de socorrer, proteger a millones de niños aún sin derechos que viven en condiciones precarias, son explotados y maltratados y sufren las consecuencias dramáticas de las guerras.
Un evento en el Vaticano por los derechos de los niños
«Hay un grupo de niños que están preparando esta jornada. ¡Gracias a todos los que están haciendo esto!», dijo el Papa, señalando al pequeño grupo de niños y niñas con gorras amarillas y portando el cartel “Gira por la Paz”, acompañados por el padre Enzo Fortunato y Aldo Cagnoli, ambos organizadores de la famosa JMN, la primera Jornada Mundial de los Niños celebrada el pasado mes de mayo en el Estadio Olímpico.
Inmediatamente después de las palabras del Papa, una niña corrió hacia la escalinata de la Basílica: «Y se ve que hay un valiente...», sonrió Francisco. «¡Ahora vienen todos!», exclamó al ver que todo el grupo corría hacia él para ir a darle las gracias, en nombre de todos sus compañeros, por esta importante iniciativa que, además del JMN, continúa de alguna manera el compromiso de la Cumbre de 2019 sobre la Protección de Menores en el Vaticano.
Las canonizaciones
El pequeño Francisco («¡Te llamas como yo!», exclamó el Papa) y todos los demás estrecharon la mano del Pontífice y se hicieron una foto juntos. Al final del extra programa, Jorge Mario Bergoglio, pensando todavía en los pequeños, hizo el anuncio de las dos canonizaciones.
Quiero decir que el año que viene, en el Jornada de los Adolescentes, canonizaré al beato Carlo Acutis, y en la Jornada de la Juventud, el año que viene, canonizaré al beato Pier Giorgio Frassati.
Dos santos «jóvenes»
El pasado 23 de mayo, el Papa Francisco había aprobado el decreto para la canonización de Carlo Acutis, el joven laico enamorado de la Eucaristía y apasionado por la informática, calificado por muchos como «influencer de la santidad». En el Consistorio ordinario del 1 de julio, había anunciado que sería elevado a los honores de los altares «en una fecha por determinar». El obispo de Asís, Domenico Sorrentino, había anticipado en los últimos meses que la Providencia -dijo el obispo- quería que la proclamación de su santidad, la «canonización», tuviera lugar en el año jubilar que comenzará dentro de pocos meses».
Frassati, joven estudiante turinés, terciario dominico y miembro de Vicencianos, Fuci y Acción Católica, es en cambio uno de los beatos más conocidos entre las nuevas generaciones de católicos, considerado uno de los santos «sociales» de Italia. Miembro de una familia acomodada, dedicado a la oración y a los más débiles, era también un buen deportista: «Un alpinista... tremendo», le llamó Juan Pablo II, que quiso beatificar a este «chico de las ocho Bienaventuranzas» en 1990. Ahora, otro Pontífice, de origen piamontés, lo eleva a los honores de los altares en un año dedicado a recuperar la esperanza. La que tanto Acutis como Frassati predicaron, no con palabras, sino con sus vidas.