'Salvaguardar' es la palabra clave que el Papa indica para el trabajo de las agencias Cáritas de América Latina y el Caribe, cuyos directores y presidentes nacionales se encuentran reunidos en Roma del 13 al 17 de enero para el segundo curso de formación en la temática, organizado en colaboración con la Pontificia Comisión para la Protección de Menores. Francisco los recibió en el Vaticano este miércoles 15 de enero de 2025 antes de la audiencia general. Inmediatamente en su saludo, reiteró la invitación a una "cultura del cuidado" que se resume en el término "salvaguardar".
Una palabra que el diccionario de la Real Academia de la Lengua Española define como "custodia, defensa, protección". Pero hay otro significado que llamó poderosamente la atención del Papa: "Señal que en tiempo de guerra se pone, por orden de los comandantes militares, a la entrada de los pueblos o a las puertas de las casas, para que sus soldados no les hagan daño".
Esta definición recuerda, según Francisco, los textos del profeta Ezequiel y del Apocalipsis. "El Señor pide a su ángel -aseguró el Pontífice-: 'Marca con una T la frente de los hombres que gimen y se lamentan por todas las abominaciones que se cometen'". A partir de este pasaje, el Pontífice sostuvo:
“El Señor nos pide a nosotros, sus enviados, sus ángeles en el sentido de misión, por más que no de pureza, que pongamos la señal de su bendita cruz en la frente de todos aquellos que vienen a nuestras Cáritas, gimiendo y lamentándose por tantas injusticias, incluso abominaciones, perpetradas contra ellos.”
El Obispo de Roma explicó que poner "virtualmente" esta señal en cada asistido, en cada profesional y en cada ser humano que encuentran es "reconocer en él su dignidad de hermano en Cristo, de redimido por la sangre del Salvador, ver en él la llaga abierta del Redentor que nos ofrece su mano tendida para que reconozcamos el misterio de su encarnación".
La salvaguardia es un nombre divino
Para el Pontífice, implica también "asumir el imperativo ineludible del Señor que nos conmina: 'No toquen a mis ungidos'". En tal sentido, el Sucesor de Pedro planteó que "la salvaguardia es un nombre divino, es Cristo mismo escrito en la frente de cada hombre y mujer y, como en un espejo, en el corazón de cada uno de los que, en nuestra fragilidad, queremos ser portadores de su amor, en pequeños gestos de caridad y de cuidado".
Al concluir su breve mensaje, el Papa deseó que Jesús premie todos sus esfuerzos, que el Espíritu Santo guíe sus trabajos y que la Virgen Santa los cubra con su manto, para que aprendan de ella a llevar el cuidado y la salvaguardia a todos los hombres.