Más de dos mil fieles participaron en la procesión y misa anual arquidiocesana en honor a la Virgen de Guadalupe, el sábado 9 de diciembre del 2023. La ocasión fue especial para la inmigrante salvadoreña Marta Mercado, quien acudió a la celebración para pedir por la salud de toda su familia. “María es madre y es milagrosa”, dijo.

Confesó que se siente conectada y agradecida con la madre de Dios ya que le concedió el más hermoso de los regalos: la vida de su hija, durante la celebración realizada en la Basílica de la Inmaculada Concepción.

Al preguntársele si ha pedido la intercesión de la Virgen, esta feligresa de la parroquia Santa María, de Landover Hills, Maryland, dijo que sí y que “el milagro es mi hija y ocurrió en marzo de 2001”.

Esta residente de Hyattsville, Maryland, que lleva tres décadas en Estados Unidos, vivió un embarazo riesgoso y aún recuerda los detalles. “A los cuatro meses de embarazo fui hospitalizada y los doctores me dijeron que iba a perder a mi bebé. Yo seguí rezando el santo rosario a la Virgen, pidiéndole que me haga el milagro de salvarla”, afirmó cerca de las escalinatas de la basílica.

A los ocho meses de gestación, el dolor regresó y Marta ya no podía ni caminar. “No aguantaba el dolor durante los últimos días del embarazo. Rezaba tanto que hasta se me apareció la imagen de la Virgen Milagrosa para decirme que no me preocupara, que la niña iba a estar bien”, confesó.

Efectivamente tuvo un exitoso procedimiento de parto natural y nació saludable su tercera hija bajo el nombre de Aracely, pero el mismo día a la tarde la operaron de apendicitis. Los doctores no habían notado que tanto dolor en el embarazo, como un dolor doble, era por esa causa.

Estuvo en riesgo de sufrir un cuadro de peritonitis que pudo comprometer su vida y la de la bebé en el vientre. Su plena recuperación se dio después de ocho días de hospitalización.

Razones de sobra para que anualmente Marta, su hija Aracely (22) y su nieto Ángel Gabriel (4), acudan a la misa en honor a la guadalupana.

Nuestra estrella

Alrededor del 12 de diciembre, cada año son miles los fieles que acuden en busca de la intercesión de la Virgen María, en la advocación de la guadalupana -recordó monseñor Walter Rossi, rector de la basílica, al dar la bienvenida a los más de dos mil fieles que colmaron el templo más grande del continente-. “El papa Francisco ha dicho que debemos dejarnos guiar por ella, quien nos lleva a la plenitud”.

El arzobispo de Washington, Wilton Gregory, encabezó el servicio religioso que concelebrado por el nuncio apostólico Christophe Pierre y los obispos auxiliares Juan Espósito, Evelio Menjívar y Roy Campbell.

Un momento clave en la misa fue cuando un joven -personificando a san Juan Diego- abrió su tilma con la imagen de la Virgen de Guadalupe ante el cardenal Gregory. Esta representación del Milagro de las Rosas generó efusivos aplausos.

“Concédenos, por tu intercesión, profundizar en nuestra fe y buscar el progreso de los pueblos por caminos de justicia y paz”, expresó el arzobispo en su pedido a la Virgen de Guadalupe.

Los fieles llegan cada año en procesión a la casa de la Virgen (basílica) como sus hijos a su encuentro -según el obispo Menjívar- ya que es María, nuestra madre de Guadalupe, quien nos muestra el camino.

“Nos reunimos entorno a una de las imágenes más reconocidas y amadas del mundo. No es solo una imagen lo que nos atrae y deslumbra, sino lo que representa y revela”, afirmó en su homilía.

Fue en el año 1531 cuando la Virgen dejó grabada su imagen morena en la tilma del humilde indio Juan Diego. “Y toda la nación y el continente han ido reconociendo su alma, su fe, su verdadera identidad cristiana”, dijo el homilista.

Para el prelado, María ha sido nuestra estrella matutina que precede a Cristo, muy querida y cercana del pueblo americano, que ha ido extendiendo la fe católica en diferentes advocaciones.

El obispo subrayó el efecto de cercanía y dulzura que caracterizó a la Morenita del Tepeyac. “Somos sensibles al amor de María, quien siempre que se aparece se dirige a sus hijos con mensajes llenos de dulzura, con palabras cargadas de amor”.

El obispo salvadoreño recalcó que la madre de Dios sigue saliendo al encuentro de sus hijos -como otrora hizo con Juan Diego.

En su mensaje, monseñor Menjívar afirmó que para que la nueva evangelización produzca los frutos deseados, deberíamos cultivar en nuestras parroquias la semilla de amor, compasión e inclusión como lo hizo la Virgen de Guadalupe.

“Que la Virgen con amor y ternura maternal… nos ilumine con su luz a dirigir nuestra mirada hacia su hijo”, finalizó.

Por su parte, la Universidad Católica de América (CUA) celebrará las Mañanitas a la Virgen el 12 de diciembre de 6:30AM a 9AM en honor a la Virgen de Guadalupe. 

Es un evento en vivo que combina la tradición y la espiritualidad. La serenata estará a cargo del Mariachi Son de América y luego la misa a cargo del obispo Evelio Menjívar en la capilla de San Vicente. Seguidamente la celebración continuará en el centro para involucramiento cultural en el centro Pryzbyla con una recepción para degustar auténtica comida mexicana como tamales, pan dulce y champurrado (chocolate caliente). 

En el espíritu de honrar a Nuestra Señora de Guadalupe, el obispo Menjívar ofrecerá reflexiones sobre el significado de sus apariciones a san Juan Diego en 1531 y su impacto transformador en el continente americano. El evento destacará el significado cultural de Guadalupe y su relevancia en el tejido multicultural de la comunidad universitaria.

Es una oportunidad para experimentar la esencia de la cultura mexicana y abrazar su significado espiritual. La CUA está ubicada en el 620 de la avenida Michigan, al noreste de Washington, DC. La basílica de la Inmaculada Concepción está en los predios de la universidad, está hermosamente decorada en este tiempo de Adviento. Entre las 60 capillas a María, hay una especial y la más concurrida: la capilla de la Virgen de Guadalupe.