Catholic Standard El Pregonero
Clasificados

La inmigración y el sínodo sobre la sinodalidad

(De izq. a der.) Los obispos estadounidenses Mark Seitz de El Paso, Brendan Cahill de Victoria y Oscar Cantú de San José durante una visita en el 2019 a la Casa del Migrante en Ciudad Juárez, México. Foto/Miguel Guilarte

En la continuación del Sínodo de los Obispos sobre la sinodalidad, que concluirá en octubre en el Vaticano, el papa Francisco solicitó que los fieles y servidores de la Iglesia participen en las sesiones de escucha que están realizando las diócesis y la Conferencia Episcopal de Estados Unidos (USCCB), con el fin de reflexionar, caminar juntos y crear espacios en los que el Pueblo de Dios se relacione entre sí.

Este Sínodo, que comenzó el 2021, tuvo su primera asamblea general en octubre de 2023 en la Santa Sede bajo el lema 'Por una Iglesia sinodal: comunión, participación y misión' y en la misma participaron centenares de obispos y otros religiosos y religiosas, laicos, hombres, mujeres, jóvenes y adultos de todas las edades.

La meta del papa Francisco al hacer este llamado es que la Iglesia participe en la búsqueda de vías hacia la sinodalidad para que, de una manera real y efectiva, todos caminen juntos en comunión y fraternidad.

Como parte de estas sesiones adicionales de escucha, la Conferencia Episcopal me invitó a participar de una sesión de escucha sobre migración, en la que compartí mi experiencia con colegas de diferentes diócesis.

El equipo sinodal de la USCCB formuló las siguientes preguntas: ¿Dónde he visto o experimentado éxitos y angustias dentro de la(s) estructura(s), organización, liderazgo, vida de la Iglesia que fomentan o dificultan la misión? ¿Cómo pueden las estructuras y la organización de la Iglesia ayudar a los bautizados a responder a la llamada a proclamar el Evangelio y a vivir como una comunidad de amor y misericordia en Cristo?

En mi caso, como católico, inmigrante y comunicador, nací, crecí y fui bautizado en Caracas, en el seno de un hogar católico; cumplí con los sacramentos, fui monaguillo, me casé por la Iglesia y 25 años atrás emigré de Venezuela, llegué a Virginia y asistía a la misa en español de la Basílica de la Inmaculada Concepción.

En el 2000, comencé a trabajar como comunicador social en prensa secular de DC. Conocí y escribí sobre múltiples historias de migrantes y sus familias, en las que destacaban las penurias que vivieron migrantes que cruzaron el desierto, el río Grande o navegando en balsas por el mar.

Mientras tanto seguía mi propio proceso migratorio en EEUU que también me daba dolores de cabeza, pero la fe en Dios y la ayuda de los pastores de la Iglesia me ayudaron en la adaptación y tolerancia.

Ese proceso me sensibilizó con los migrantes a quienes acompañé en marchas por sus reivindicaciones y derechos; entrevisté a diferentes activistas, me identifiqué con los jóvenes “soñadores” del programa DACA y conocí las causas de la migración y los problemas de los migrantes.

Tras 18 años de aprendizaje y sensibilización, sentí que era hora de poner ese conocimiento al servicio de la Iglesia y busqué trabajo en la Conferencia Episcopal, donde tuve la misión de asistir como oficial de prensa a los directivos episcopales que viajaron en visita pastoral a McAllen, Texas, para asistir a menores migrantes no acompañados que en el 2018 habían generado un caos en la frontera sur.

En McAllen, conocí a los obispos Daniel Flores y Mario Avilés de Brownsville, Texas, de quienes conocí la problemática con los menores y otros migrantes y la ayuda que brindan las diócesis fronterizas, la Conferencia Episcopal y el Centro de Respiro Humanitario de Caridades Católicas del Valle de Río Grande, que dirige la hermana Norma Pimentel.

Entrevisté a migrantes, sacerdotes y religiosos de la diócesis, parroquianos del Santuario Nacional de la Basílica de Nuestra Señora de San Juan del Valle y a la hermana Pimentel, quien me explicó la asistencia que brindan a los migrantes.

Aprendí cómo las instituciones de la Iglesia en EEUU abogan por los migrantes: Caridades Católicas, Catholic Relief Services, Servicios para Migrantes y Refugiados de USCCB, Justicia para Migrantes, Red Católica de Inmigración Legal y el Centro de Estudios Migratorios.

La Iglesia en EEUU patrocina enormes redes de servicios legales para inmigrantes y reasentamiento de refugiados y aboga constantemente ante los poderes gubernamentales para la inclusión, discusión y aprobación de leyes que favorezcan a los indocumentados.

En el 2018 participé en el V Encuentro de la Pastoral Hispana Latina en Dallas, Texas, donde tuve la oportunidad de hablar con líderes y fieles que sirven en sus parroquias a migrantes de todo el país y México.

En enero de 2019, viajé a la Jornada Mundial de la Juventud en Panamá, donde, en presencia del papa Francisco, más de un millón de jóvenes y católicos de todo el mundo abordaron diferentes temas, entre ellos el de la migración.

También viajé con obispos y laicos a El Paso (TX), Ciudad Juárez (México) y Las Cruces (NM), para visitas pastorales a trabajadores migrantes, campesinos y refugiados. En El Paso, con el obispo de esa diócesis Mark Seitz, visitamos el monumento a las víctimas de la masacre en Walmart donde fueron asesinadas 23 personas, la mayoría inmigrantes latinos. La labor de la Iglesia católica en El Paso fue clave en la recuperación emocional y asistencia a las víctimas.

En el 2020, antes de la pandemia, viajé con el obispo Octavio Cisneros a Bogotá y Cúcuta (Colombia) para reunirnos con inmigrantes venezolanos que llegaban a Colombia tras escapar de los problemas sociales, políticos y económicos de su país.

En el 2022, fui contratado por la Arquidiócesis de Washington para seguir trabajando con migrantes, para que las parroquias mejoren sus comunicaciones, apoyando a las parroquias con ministerio hispano y trabajando directamente con las comunidades de migrantes.



Cuotas:
Print


Secciones
Buscar