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La Eucaristía, un regalo y una acción de gracias

El obispo auxiliar de Washington, Evelio Menjívar, es entrevistado por la cadena EWTN en español en el reciente Congreso Eucarístico Nacional.

La Eucaristía es un regalo y también es una acción de gracias, de parte de la humanidad, a ese Dios que nos ha amado tanto, declaró el obispo auxiliar de Washington, Evelio Menjívar, a la cadena EWTN en español en el reciente Congreso Eucarístico Nacional.

Agregó que en la Eucaristía (que es la presencia real de Cristo), en ese cuerpo y en esa sangre que se nos da para la vida de la humanidad, ese regalo se hace presente.

“La Eucaristía es un intercambio de dones, es el amor de Dios y es nuestra apertura a ese don. Por lo que para recibir la Eucaristía hay que estar abiertos a ese regalo, abiertos a la misericordia de Dios”, dijo monseñor el 19 de julio de 2024.

El Congreso ha sido un proceso que empezó con la formación, luego la peregrinación con católicos de toda la nación caminando juntos.

“Durante la peregrinación nacional tuvimos la oportunidad de llevar a Jesús a los diferentes rincones del país. Pudimos escuchar cómo esa procesión pasó por cárceles, hospitales, por barrios marginales, así como por las grandes ciudades”, dijo quien lo describió como “Cristo caminando con nosotros y trayendo sanación”.

En el proceso pudimos descubrir nuestras propias heridas, nuestro propio sufrimiento, nuestros propios miedos; pero también encontramos la fortaleza para aceptar la voluntad de Dios, dijo el prelado durante la entrevista televisiva.

El obispo de origen salvadoreño subrayó que “tenemos que aceptar lo que venga, sabiendo que no estamos solos”.

Insistió en que la vida de oración tiene que ser permanente: “Podemos visitar el Santísimo por un momento y encontrar mucha paz. Ahí está la presencia de aquel que nos espera. No lo hagamos esperar”.

El obispo dice que no debemos presentarle a Dios la lista de nuestros problemas y necesidades, más bien la lista de los problemas de los demás. “Así nos convertimos en una comunidad eucarística, unida al sufrimiento de otros, con la gracia de caminar juntos”.

Instó también a presentarse ante el Santísimo sin decir nada. “Solo escuchemos el silencio. Es tan importante estar ahí. No tenemos que ir a hablar, tenemos que esperar que Él nos hable”, acotó



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