En vísperas del primero de los 36 grandes acontecimientos de este Año Santo, repasamos algunas reflexiones de los Papas sobre las responsabilidades en la comunicación y la transmisión de noticias: para el papa Francisco es siempre un "ida y vuelta", un diálogo que no debemos ceder a la “lógica de la oposición”.
Comunicar es una acción que ha afectado a todas las personas desde los albores de la historia humana. Significa transmitir un mensaje, entrar en relación con el otro dentro de un contexto, también influenciado por valores y costumbres, a través del lenguaje y diversas herramientas de transmisión. Entre ellos, el libro ha desempeñado un papel primordial durante muchos siglos. La evolución de la comunicación ha acompañado pues a cambios profundos. La invención de la imprenta en el siglo XV dio un impulso aún mayor a la circulación de ideas y conocimientos.
Entre los siglos XIX y XX, la aparición de los medios de comunicación de masas acercó la comunicación de masas a una audiencia compuesta no sólo por lectores sino también por televidentes y oyentes. Los periódicos, las películas, la radio y la televisión han tenido un impacto significativo en el tejido social. Más recientemente, los medios telemáticos conectados a las computadoras han caracterizado fenómenos actuales como la globalización hasta la llegada de la era de las redes sociales y más aún de la inteligencia artificial.
El primero de los 36 grandes acontecimientos de este Año Santo está dedicado a este mundo. Se trata del Jubileo de la Comunicación, previsto del 24 al 26 de enero, en el que participan, entre otros, periodistas, operadores de medios de comunicación, gestores de redes sociales, técnicos de audio y vídeo y expertos en informática.
Comunicar es una responsabilidad
A lo largo de la historia, los Pontífices han destacado a menudo el valor de la comunicación y han recordado repetidamente que saber y estar informado es un derecho humano fundamental. Difundir la palabra, la noticia, la imagen, el pensamiento, la cultura es ante todo una responsabilidad: la de buscar y promover la verdad. El papa Juan XXIII en la Encíclica Pacem in Terris afirma que todo ser humano tiene derecho a la información objetiva. Hoy en día las posibilidades de comunicar y transmitir noticias se han multiplicado. Pero la capacidad de comprendernos verdaderamente no siempre ha crecido y el riesgo es el de repetir la experiencia bíblica de la Torre de Babel.
En los últimos tiempos en particular, con la llegada de las tecnologías digitales, se ha producido una transformación drástica en las formas y lenguajes de la información. El peligro, señalado también por el Papa Francisco, es el de ver la sabiduría del hombre asfixiada por la velocidad y el carácter a menudo dispersivo de la información.
Pablo VI: La Iglesia y las comunicaciones sociales
A pesar de estas sombras, la comunicación y la información pueden iluminar el camino del hombre y el Jubileo de la esperanza. El decreto conciliar Inter mirifica subraya que las nuevas posibilidades de comunicación, aseguradas por “maravillosas invenciones técnicas”, pueden alcanzar e influir a las masas y a toda la humanidad. “Responsabilidades morales especiales respecto al uso correcto de los instrumentos de la comunicación social – se lee en el documento – recaen sobre periodistas, escritores, actores, directores, editores y productores, programadores, distribuidores, exhibidores y vendedores, críticos y cualquier otra persona que en cualquier modo participan en la preparación y transmisión de las comunicaciones". Pero ¿qué son exactamente las comunicaciones sociales?
Esta misma pregunta se la planteó el papa Pablo VI en el Regina Coeli del 23 de mayo de 1971:
“¿Qué son las comunicaciones sociales? Son los medios, los instrumentos, los vehículos, a través de los cuales los hombres se transmiten entre sí noticias, informaciones, opiniones, juicios, críticas, intenciones, enseñanzas, propaganda, pensamientos. Es la suma del lenguaje de las conversaciones, exhortaciones y polémicas que los hombres mantienen entre sí. Se trata del comercio de palabras, de noticias, de ideas que circulan en la sociedad, un comercio cada vez más en expansión y que tiende a globalizarse. La técnica moderna de la imprenta, la radio y la televisión hace que esta difusión de voces e imágenes de la conversación y la cultura de los hombres entre sí sea extremadamente rápida, atractiva e impresionante. ¿No es éste un hecho característico y dominante en nuestra vida diaria? ¿En nuestra civilización contemporánea? Nadie puede negarlo. Por eso también la Iglesia debe cuidar de ello”.
Juan Pablo I: La comunicación es comunión
La Iglesia también debe afrontarlo porque las herramientas de la comunicación pueden establecer una “conexión profunda con los valores humanos y las expectativas de la sociedad”. Esto es lo que subrayó el Papa Juan Pablo I en su discurso a los representantes de la prensa internacionalel 1 de septiembre de 1978.
“La sagrada herencia que nos ha dejado el Concilio Vaticano II y nuestros predecesores Juan XXIII y Pablo VI, de querida y santa memoria, exige de nosotros la promesa de una atención particular, de una colaboración franca, honesta y eficaz con los instrumentos de la comunicación social, que ustedes dignamente representan aquí. (...) No nos ocultamos los riesgos de masificación y nivelación que tales medios traen consigo, con las consiguientes amenazas a la interioridad del individuo, a su capacidad de reflexión personal, a su objetividad de juicio. Pero sabemos también qué nuevas y felices posibilidades ofrecen al hombre de hoy, de conocer y acercarse mejor a sus semejantes, de percibir más de cerca sus anhelos de justicia, de paz, de fraternidad, de establecer con ellos vínculos más profundos de participación, de comprensión, de solidaridad en vista de un mundo más justo y humano. Conocemos, en una palabra, la meta ideal hacia la cual cada uno de ustedes, a pesar de las dificultades y desilusiones, dirige sus esfuerzos, es decir, llegar, a través de la ‘comunicación’, a una ‘comunión’ más verdadera y plena”.
Juan Pablo II: Comunicar es respetar la verdad
Para el mundo de la comunicación y del periodismo, en particular, se requiere una opción fundamental: “el servicio de la comunicación social, destinada a enriquecer los conocimientos y el patrimonio educativo del individuo y a ofrecer a la comunidad un instrumento eficaz de crecimiento civil, espiritual y moral”. En este preciso contexto se inscribe el discurso pronunciado el 28 de febrero de 1986 por el papa Juan Pablo II a una delegación de periodistas, definidos como «operadores, servidores, artistas de la palabra».
“El respeto a la verdad exige un compromiso serio, un esfuerzo preciso y escrupuloso de investigación, de verificación, de evaluación. En este punto quisiera centrar por un momento mi mirada en el horizonte eclesial. Mi predecesor Juan Pablo I – que, como saben, tenía una singular familiaridad con el periodismo-, en esta misma sala, entre las afables expresiones que dirigió a los representantes de los medios de comunicación social, subrayó la necesidad de ‘entrar en la visión de la Iglesia, cuando hablamos de la Iglesia’. Y añadió: «Les pido sinceramente, más aún, les suplico, que también quieran contribuir a salvaguardar en la sociedad actual esa consideración profunda por las cosas de Dios y por la misteriosa relación entre Dios y cada uno de nosotros, que constituye la dimensión sagrada. de la realidad humana”.
Benedicto XVI: Comunicar es testimoniar la propia visión
El tercer milenio, marcado por la difusión de Internet y las posibilidades que ofrecen los nuevos canales digitales y la inteligencia artificial, exige no sólo la búsqueda de la verdad sino también de un testimonio auténtico, coherentemente vinculado a lo que se comunica. El Papa Benedicto XVI destacó esta necesidad en su discurso del 28 de febrero de 2011 a los participantes en la Asamblea Plenaria del Consejo Pontificio para las Comunicaciones Sociales:
“Los nuevos lenguajes que se están desarrollando en la comunicación digital determinan, entre otras cosas, una capacidad intuitiva y emotiva más que analítica, orientan hacia una organización lógica diferente del pensamiento y de la relación con la realidad, privilegian a menudo la imagen y los vínculos hipertextuales. La distinción tradicional clara entre lenguaje escrito y oral parece entonces estar desapareciendo en favor de una comunicación escrita que toma la forma y la inmediatez de la oralidad. La dinámica de las “redes participativas” también requiere que la persona se involucre en lo que comunica. Cuando las personas intercambian información, ya se comparten a sí mismas y su visión del mundo: se convierten en ‘testigos’ de aquello que da sentido a su existencia. Los riesgos que corremos, naturalmente, están a la vista de todos: la pérdida de la interioridad, la superficialidad en las relaciones vivas, la huida hacia la emoción, la prevalencia de la opinión más convincente sobre el deseo de verdad. Y, sin embargo, son consecuencia de una incapacidad de experimentar plena y auténticamente el significado de las innovaciones. Por eso es urgente reflexionar sobre los lenguajes desarrollados por las nuevas tecnologías. El punto de partida es la Revelación misma, que testimonia cómo Dios ha comunicado sus maravillas precisamente en el lenguaje y en la experiencia real de los hombres, «según la cultura propia de cada época», hasta la plena manifestación de sí mismo en el Hijo encarnado”.
Francisco: Comunicar no es oponerse sino dialogar
Es urgente reflexionar sobre los lenguajes desarrollados por las nuevas tecnologías, aquellas vinculadas a las redes sociales. Las herramientas pueden ser muy efectivas pero lo decisivo, sobre todo, son los contenidos compartidos y los tonos utilizados. Lo que debe prevalecer, incluso en el campo de la comunicación, no es el odio y la oposición, sino la lógica del diálogo y del entendimiento. Lo recuerda el papa Francisco en su discurso con ocasión de la entrega del premio "E giornalismo" el 26 de agosto de 2023.
“La cultura digital nos ha traído muchas nuevas oportunidades de intercambio, pero también corre el riesgo de transformar la comunicación en eslóganes. No, la comunicación siempre ha sido de ida y vuelta. Hablo, escucho y respondo, pero siempre dialogando. No es un eslogan. Por ejemplo, me preocupan las manipulaciones de quienes difunden noticias falsas para influir en la opinión pública. Por favor, no nos dejemos llevar por la lógica de la oposición, no nos dejemos influenciar por el discurso del odio. En el momento dramático que vive Europa, con la continuación de la guerra en Ucrania, estamos llamados a asumir una mayor responsabilidad. Mi esperanza es que se dé espacio a las voces de la paz, a los que están comprometidos a poner fin a este y a muchos otros conflictos, a los que no se rinden a la lógica "cainista" de la guerra, sino que siguen creyendo, a pesar de todo, a la lógica de la paz, a la lógica del diálogo, a la lógica de la diplomacia”.
Promover, por tanto, una comunicación responsable, en la que la búsqueda del diálogo y de la verdad confiera la justa dignidad a los pueblos, a las personas. Éstas son algunas de las esperanzas que los Papas, en diversos momentos de la historia, han expresado para acercar las responsabilidades del mundo de la comunicación y de la información a las expectativas más profundas del hombre.