La ejecución de redadas para detener y deportar masivamente a inmigrantes indocumentados, la cancelación del Estatus de Protección Temporal (TPS) e invitación a la auto deportación de los trabajadores sin documentos en regla, hoy obliga a quienes defienden los derechos de los migrantes a un replanteamiento de la narrativa migratoria, dijo Ayala, obispo auxiliar de Washington, durante el inicio de una reciente conferencia realizada en la Universidad Católica de América.
El obispo señaló que ahora se requiere explorar nuevas estrategias no solo para representar de manera más eficaz a los migrantes indocumentados, sino también poder brindar respuestas claras a las preguntas de quienes viven atemorizados de ser arrestados en sus trabajos, supermercados o al momento de recoger a sus hijos de la escuela.
“Entiendo el problema de mis hermanos inmigrantes, sé lo que significa el miedo de vivir de manera ilegal en el país y la necesidad de encontrar respuestas solidarias de los hermanos en Cristo”, manifestó el obispo Menjívar durante la sesión inicial de la II Conferencia Anual sobre Inmigración “Replanteando las Narrativas Migratorias y Defensa de la Inmigración Católica en 2025”.
Agregó que hoy los discursos negativos contra los migrantes son muchos e injustos, por lo que tenemos que pensar en nuevas narrativas migratorias que impulsen un cambio social que respete la dignidad del hombre: “En la actualidad miles de migrantes se ven forzados a dejar sus países huyendo del hambre, las guerras, la delincuencia o de la pobreza, pero al llegar a Estados Unidos siente en sus corazones un desarraigo de ser rechazados y no saber a dónde pertenecen”.
Javier Bustamante, director del Centro de Participación Cultural de la Universidad Católica de América, señaló que el nuevo escenario migratorio ya tiene repercusiones en los universitarios hispanos, quienes acuden al centro para preguntar sobre temas migratorios, buscar algún tipo asistencia o simplemente compartir situaciones de sus familiares indocumentados.
“El tema de los migrantes y refugiados es una preocupación permanente de la Iglesia, pero en los últimos meses muchas personas han empezado a desconfiar de los migrantes, ignorando su realidad y olvidándose del aspecto humano. En el 2013 el papa Francisco en su Exhortación Apostólica Evangelii Gaudium pidió a todos los países a una apertura generosa que, en lugar de temer la pérdida de la identidad local, sea capaz de crear nuevas formas de síntesis cultural”, puntualizó Bustamante.
Por su parte, Kat Doyle, directora de Ministerios de Justicia y Paz de la Arquidiócesis de Atlanta, indicó que ante la cruda realidad que viven los migrantes indocumentados los fieles católicos están llamados a transmitir esperanza y con marcar la diferencia con acciones solidarias.
“Con escuchar las historias de migrantes cualquiera se puede dar cuenta de que son seres humanos que han sufrido muchísimo, que necesitan ayuda y que requieren ser escuchar una voz de esperanza. En este momento los trabajos de los líderes comunitarios y religiosos son importantes no solo para recibir con los brazos abiertos a las familias migrantes, sino también para crear nuevos espacios de dialogo con las autoridades locales y federales que permitan solucionar esta problemática de una forma justa y humana”, apuntó Doyle.
Los tres expositores coincidieron en señalar que la nueva narrativa migratoria consiste en acopiar propuestas viables, que sean presentadas a las autoridades con el objetivo de encontrar soluciones permanentes y evitar criminalizar a los migrantes por el simple hecho de buscar un lugar donde poder vivir en paz.