En pocos meses el guatemalteco Alberto Hildes y la ecuatoriana Lucrecia Flores cumplirán 65 años y enfrentan el dilema de jubilarse o seguir trabajando. El aún no terminó de pagar la hipoteca de su casa y padece de disfunción renal, mientras ella es el único apoyo financiero que tienen sus dos hijas universitarias. Ambos no ocultan la sensación de vacío e inseguridad que le provoca el pensar en el fin de su vida laboral.
Alberto es supervisor en un almacén de equipos médicos en Maryland, mientras que Lucrecia es asistente de cocina en un aristocrático club del Distrito de Columbia. Pese a la pandemia del COVID-19 los dos se mantuvieron trabajando, pero ahora deben decidir si ingresan al “club de los jubilados” o intentan seguir en sus puestos de trabajo.
A diario, tanto Hildes como Flores, suelen hacerse las mismas preguntas: ¿Qué tipo de vida me espera después de la jubilación? ¿Podría seguir trabajando de alguna manera? ¿Cómo hago para balancear mi ingreso mensual? ¿Cuáles son las opciones para el cuidado de salud? y ¿Qué alternativas tributarias existen para un jubilado?
Laura Mendivil, experta planes de retiro y proceso de jubilación, señala que cada persona es un caso distinto y que antes de presentar cualquier solicitud en las oficinas de Seguro Social (Social Security) se debe establecer que beneficios y montos mensuales le corresponden al solicitante.
Dijo que antes de iniciar cualquier trámite, los solicitantes pueden pedir de forma gratuita a los empleados del Seguro Social que les hagan una “revisión de su estado” previo a su jubilación, para ello deberán presentar su tarjeta de SS, partida de nacimiento o documento oficial que pruebe el año en que nació, certificado de ciudadanía o documento de residencia legal en el país, y el formulario W-2 de su trabajo o la declaración de impuestos del último año.
Explicó que jubilarse es un derecho, lo cual implica recibir beneficios de salud como el medicare por tener más de 65 años y medicaid si tiene ingresos reducidos. Indicó que un jubilado puede recibir un pago mensual base de entre 1.400 a 1.900 dólares, dependiendo de los aportes realizados a lo largo de los años.
“A los hispanos les cuesta aceptar que sus ingresos se reducirán si se jubilan. Esta es una realidad que no se puede cambiar y por eso existe la posibilidad de retirarse a los 62 (jubilación adelantada) y 65 (jubilación promedio). El principal problema que enfrenta la comunidad latina es no haber desarrollado la cultura del ahorro, como el tener un plan de ahorros para el retiro 401(k), que le permitiría nivelar sus ingresos mensuales”, manifestó Mendivil.
Aclaró que un jubilado que recibe una pensión mensual del Seguro Social y necesita balancear su presupuesto familiar puede trabajar medio tiempo. El SS tiene una tabla de montos permitidos que establecen cuanto es el máximo que pueden percibir en el caso de jubilación adelantada (62 años) y jubilación regular (65 años).
“Si le llegó la hora de jubilarse, lo primero que tiene que hacer es visitar la página de la oficina del Seguro Social (https://www.ssa.gov/espanol/jubilacion) para leer toda la información en español disponible, luego pedir una cita para “revisar su estado” y tomar una decisión de cuando ejercer su derecho”, acoto el experto en planes de retiro.
Cabe destacar, que la Oficina del Censo proyecta para el año 2030 que la cifra de jubilados (65 años) podría superar a la de menores de edad. Es decir, habría 78 millones de personas de 65 años o más, en comparación con 76.4 millones de menores de 18 años.