Como “una temporada inolvidable y un final espectacular”, los jugadores, padres y el asistente técnico describieron la conquista del equipo de fútbol de la escuela secundaria Gonzaga College de los campeonatos de la Conferencia Atlética Católica de Washington (WCAC) y de la Asociación Atlética Estatal del Distrito de Columbia (DCSAA).
El equipo titular de Gonzaga cumplió una campaña perfecta en la que, además de mantenerse invicto con un récord acumulado de 22-0-2, dejó registros para la historia que serán difíciles de olvidar por sus protagonistas.
Dirigidos por el laureado técnico Scott Waller, los jóvenes futbolistas basaron su éxito en el trabajo en equipo, el deseo de luchar cada partido como si fuera una final, la hermandad, los valores y la formación católica que reciben en esa escuela.
Waller conquistó su décimo título de la WCAC desde que se encargó de la plantilla en 2005, veinte temporadas en las que ha clasificado a Gonzaga a 17 finales y contribuido con diez de los 14 campeonatos que ha ganado esa escuela en DC.
Gonzaga se impuso en la final de la WCAC tras derrotar 1-0 a DeMatha el 2 de noviembre en la cancha Carlini de la Universidad Católica.
“Desde el comienzo de la temporada nos reunimos con el equipo y nos trazamos las metas de lo que queríamos lograr. Sabiendo que teníamos un equipo muy talentoso nos planteamos llegar a las finales de ambos campeonatos, aunque nunca pensamos que lo haríamos en forma invicta”, dijo en una entrevista el salvadoreño Jonathan Ruano, asistente del técnico Waller.
Con el trofeo de la WCAC ya en sus vitrinas, Gonzaga regresó el 10 de noviembre a la cancha Carlini para enfrentar a St. Albans en la final de la DCSAA.
El drama en ese partido nunca se hizo esperar. Transcurridos solo cinco minutos de juego, Gonzaga perdió por lesión a Ivan Hughes, Jugador Más Valioso del Año en la WCAC, y minutos más tarde recibieron el gol que los tuvo en desventaja durante toda la etapa de complemento.
Cuando ya agonizaba el partido, Charlie Waller, hijo del técnico y quien regresaba de una lesión, cobró un tiro libre al centro del área, siendo el mediocampista boliviano Julián Antezana quien se elevó más alto para cabecear el balón y enviarla al fondo de la red para empatar las acciones y forzar la prórroga.
Tras los tiempos extras sin goles, se llegó a la fase de tiros penales. Antezana, quien fue nombrado el Jugador Mas Valioso de esa final, y tres de sus compañeros acertaron sus tiros, mientras que el portero Colin Crowe selló la victoria al parar uno de los lanzamientos de St. Albans que dio a Gonzaga la dramática victoria 5-4.
“Ellos (los jugadores) son todos mis mejores amigos y de manera natural nos mantuvimos juntos para ganar”, dijo el delantero senior, Luca Limarzi al referirse a la química que prevalece entre los futbolistas. “Creo que todo se lo debemos a los técnicos, nos entrenan en la técnica y la táctica, y nos motivan constantemente para trabajar en equipo, mostrar una gran actitud y a ser competitivos”, agregó.
Al titularse campeón de la WCAC, Luca igualó la hazaña lograda hace 31 años por su padre, Tony Limarzi, graduado de Gonzaga en 1994, y quien fue el capitán del equipo campeón que ganó ese mismo torneo en 1993.
“Eso fue increíble y es un lindo recuerdo para la historia”, dijo Luca. “Obviamente ganar los campeonatos ha sido maravilloso, pero también fue emocionante poder extender la dinastía de mi padre e igualar lo que él hizo con Gonzaga como jugador”, agregó el goleador.
Tony Limarzi, quien trabajó por muchos años dando cobertura al DC United y la MLS, expresó que ver a su hijo coronarse en la WCAC “fue como un viejo sueño hecho realidad”. “Desde que Luca ingresó a Gonzaga y viendo su talento y pasión por el fútbol, pensé que tal vez algún día él podía ser campeón de esa Liga al igual que yo en 1993”, expresó Tony, quien describió el juego por el campeonato “como el final feliz de una película de suspenso”.
“Fue un final perfecto, una película en la que el equipo invicto pierde al Jugador Más Valioso de la liga al inicio del partido. Luego juega en desventaja durante toda la etapa complementaria, pero logra empatar en los últimos segundos del tiempo reglamentario, y finalmente gana dramáticamente en los penales”, dijo.
Pero fue el cabezazo de Antezana el gol que le alargó la vida a Gonzaga y, aunque fue electrizante, sorprendió a todos en el estadio, incluyéndolo a él.
“Soy volante y no marco goles normalmente y fue una sorpresa para todos”, reconoció Antezana, quien respondió así a la confianza del técnico Waller. “El técnico me dijo que me ubicara en el área para tratar de rematar el centro de Charlie y tuve la fortuna de saltar más alto que los defensores para cabecear el balón”, relató Julián sobre esa jugada que hizo vibrar de emoción a sus padres y a toda una comunidad que los apoyaba desde la tribuna.
“Victorias como esa nos enseñan que en el fútbol todo puede ser posible si se lucha hasta el último minuto. Somos como una familia, como hermanos y este grupo se mantuvo unido siempre, realmente voy a extrañar a los seniors que se gradúan de Gonzaga”.
El apoyo de los padres también es siempre determinante.
Para la boliviana Daniela Versalovic, la mamá de Julián, los jóvenes mostraron una gran determinación. “Ellos nunca se rindieron en la cancha y presionaron para crear muchas oportunidades hasta que al final llegó el gol que nos hizo estremecer de alegría a todos, fue increíble”, dijo.
Por su parte, Frank Antezana, el padre de Julián, dijo que fue una acción muy electrizante. “Cuando vi la cabeza de Julián por encima de todos y conectando el balón para anotar fue una sensación espectacular. Ellos nunca se dieron por vencidos y lucharon hasta el final, esa fue la clave”, afirmó.
La escuela secundaria Gonzaga College, H.S. está ubicada en el 19 Eye Street, NW Washington, DC 20001. Teléfono: 202-336-7100
