El derecho de asilo está en peligro en Europa, mientras aumenta en todo el mundo el número de personas obligadas a emigrar debido a las guerras y al cambio climático. Este es el panorama que se desprende de la octava edición del informe anual de la Fundación Migrantes sobre el derecho de asilo, presentado en Roma en el Aula Magna de la Pontificia Universidad Gregoriana.
Pueblos en movimiento
La construcción del volumen titulado «Pueblos en camino, sin derecho de asilo», de la Editorial Tau, fue animada por una frase del Papa Francisco, pronunciada durante la Audiencia General del 28 de agosto de 2024: «Hay que decirlo claramente: hay quienes trabajan sistemáticamente y por todos los medios para rechazar a los migrantes. Y esto, cuando se hace con conciencia y responsabilidad, es un pecado grave». De ahí la urgencia -subrayada en la presentación por monseñor Pierpaolo Felicolo, director general de la Fundación Migrantes- de que «este trabajo ayude a darse cuenta de quiénes son las personas hacia las que se dirigen verdaderos crímenes de “lesa humanidad”», como definió el Papa a principios de mes todas las formas de esclavitud moderna, en particular la trata de seres humanos. «Son crímenes -añadió Felicolo- que ya no podemos simplemente "registrar". Y son personas a las que tenemos el deber de devolver la justicia y la humanidad».
Un panorama preocupante
«La pregunta que nos hacemos cada año -dijo a los medios vaticanos Mariacristina Molfetta, comisaria del informe, junto con Chiara Marchetti- es cómo están los solicitantes de asilo en el mundo, y por eso intentamos hacer esta fotografía de la situación en el mundo europeo de Italia». La respuesta a esta pregunta denuncia una realidad cada vez más dura: «Los refugiados de este año están un poco peor que los del año pasado y un poco peor que hace veinte años. Así, si en 2014 una persona por cada 143 en el mundo tuvo que huir, ahora estamos en una persona por cada 67. Las guerras -dice Molfetta- se recrudecen y aumentan. Nuestros instrumentos de pacificación, sin embargo, no parecen tan eficaces». El cambio climático también desplaza a tanta gente y aquí tampoco parecen muy eficaces nuestras formas de gestionar de alguna manera la contención de este fenómeno. El gasto militar aumenta, el gasto en cooperación disminuye». Un panorama «preocupante», por tanto, más aún si tenemos en cuenta que el 40% de los que se ven obligados a emigrar son menores.
130 millones de personas a la fuga
Según la investigación, a finales de 2023 el número de personas que huyen de la guerra, la violencia y la persecución en todo el mundo superaba los 117 millones y habrá más de 130 millones -informó ACNUR, la agencia de la ONU para los refugiados- de personas necesitadas de protección a finales de 2024. De ellos, más de 68 millones permanecen en su propio país, mientras que el resto busca protección y seguridad cruzando la frontera. El 69% se traslada a países vecinos y sólo una pequeña parte decide tomar una de las peligrosas rutas migratorias hacia Europa. La falta de vías legales de entrada también aumenta el peligro al que se enfrentan los migrantes durante su viaje en un intento de llegar a lugares seguros. Entre 2023 y los nueve primeros meses de 2024, se produjeron algo más de 520.000 entradas irregulares en Europa, mientras que se presentaron más de 1,5 millones de solicitudes de asilo en el mismo periodo. El primer país de solicitantes registrados en 2023 vuelve a ser Alemania (329 mil, + 51%), seguida de España, Francia e Italia. Los principales países de origen de las personas que buscan refugio en la UE son Siria y Afganistán, lo que abre escenarios preocupantes, tras la congelación temporal de las solicitudes de asilo de sirios, decidida en los últimos días, tras la caída de Bashar al-Assad.
El derecho de asilo, en peligro
«Con respecto a los refugiados - señaló Molfetta - en el título del informe hemos escrito Pueblos en camino... sin derecho de asilo, porque Dios estará con ellos, pero el derecho de asilo está cada vez más amenazado por las normas nacionales europeas que limitan y comprimen los derechos de las personas, la posibilidad de solicitar refugio, y así nos parece que es la síntesis de cómo están los refugiados en el mundo en Europa y en Italia». En particular, la investigación se centró en el «nuevo» Pacto Europeo sobre Migración y Asilo, describiéndolo como un compromiso hacia abajo que preludia un mayor empobrecimiento de los derechos de los solicitantes de asilo y los refugiados.
La última parte del informe estaba dedicada a una investigación teológica. A los medios vaticanos, monseñor Felicolo explicó la particularidad de abordar este tema precisamente en la Pontificia Universidad Gregoriana: «Aquí estudié teología, aprendí a pensar, a buscar la verdad, que para mí es Dios». La teología del Mediterráneo que el informe quiere esbozar es «una teología que pone a los migrantes en el centro», concluyó Felicolo: «La teología es mostrarnos el rostro de Dios, hacernos encontrar con él: podemos encontrarlo en estas personas».