El cardenal Wilton Gregory exhortó a los miembros de la Congregación del Oratorio de San Felipe Neri a mantener vivo los dones de la espiritualidad, humildad y alegría ahora que ha sido erigida como comunidad en Washington, DC.
“Este es un momento de mucha espiritualidad y alegría para la Iglesia local. Los invito a estimular la caridad, promover las buenas obras y una vida en santidad para que sean verdaderos testigos de Cristo”, dijo el cardenal Gregory en una misa especial celebrada el 10 de julio en la parroquia Santo Tomás Apóstol.
Recordó que, como Congregación de Derecho Pontificio, el Oratorio ahora está reconocido y aprobado por la Santa Sede mediante decreto formal.
La misa de Acción de Gracias celebrada por el arzobispo de Washington, Wilton Gregory, tuvo como concelebrantes al cardenal Donald Wuerl, al nuncio apostolico Christophe Pierre, al obispo auxiliar Roy E. Campbell Jr., a arzobispos y obispos llegados desde Nueva Zelanda, Australia, India, Sudáfrica, Reino Unido y Canadá.
Monseñor Andrew Wadsworth, homilista en representación de la Congregación del Oratorio de San Felipe Neri, agradeció el respaldo del cardenal Gregory para que la congregación pueda establecerse en la capital de Estados Unidos, y reconoció el apoyo inicial brindado por del cardenal Wuerl.
“Nosotros trabajamos con devoción para mejorar las cosas que vivimos a diario. Nuestros sacerdotes se esfuerzan al máximo para ser como nuestro patrono San Felipe Neri”, manifestó monseñor Wadsworth.
El papa Francisco erigió a la Comunidad en formación de Washington, DC, como Congregación del Oratorio en Estados Unidos, en un decreto del 2 de febrero de 2024.
El santo padre, al referirse a San Felipe Neri, lo calificó de un “apasionado anunciador de la Palabra de Dios”, agregando que “gracias al apostolado de San Felipe el compromiso por la salvación de las almas volvió a ser una prioridad en la acción de la Iglesia; se comprendió nuevamente que los sacerdotes debían estar con el pueblo para guiarlo y sostener su fe”.
Felipe Neri, el tercer Apóstol de Roma, subió al Cielo en las primeras horas del 26 de mayo de 1595. El dinamismo de su amor nunca se apagó, y aún parece que repite una de sus conocidas frases: “No es tiempo de dormir, porque el Paraíso no se hizo para los vagos”.
