Pocas horas después de que arremetiera contra las injustas políticas de inmigración en su audiencia general, el papa Francisco y los organizadores comunitarios asociados con la Fundación de Áreas Industriales, Oeste/Suroeste, (W/SW IAF) hablaron sobre el tema de acoger e integrar a los migrantes.
"Para nosotros, el bautismo no se detiene en la frontera", dijo Joe Rubio, codirector nacional de la IAF para la región oeste-suroeste, a Catholic News Service el 29 de agosto pasado.
En 20 diócesis de Estados Unidos, la fundación y sus socios llevan a cabo "Reconocer al forastero", un programa de desarrollo de liderazgo que ayuda a los inmigrantes y a los miembros de sus nuevas parroquias a desarrollar relaciones más sólidas y a trabajar juntos por el bien de su comunidad.
El papa Francisco había dedicado toda su alocución en la audiencia general del 28 de agosto al tema de la migración y la obligación de ayudar a quienes buscan seguridad, libertad y una vida mejor para ellos y sus familias. Ese mismo día se reunió con los organizadores de la comunidad.
Durante su estancia en Roma, Rubio y sus colegas se reunieron también con Emilce Cuda, secretaria de la Pontificia Comisión para América Latina, para seguir debatiendo cómo podrían trabajar sus organizaciones con grupos similares apoyados por el Consejo Episcopal Latinoamericano y Caribeño, conocido como CELAM.
"Vemos que el fenómeno de la migración en las Américas es algo que es responsabilidad conjunta de la Iglesia en América del Norte y del Sur", dijo Rubio, por lo que están explorando formas de trabajar juntos. Y, añadió Rubio, parece haber "similitudes entre nuestro estilo de organización y la forma de trabajar de la Iglesia, especialmente en las comunidades pobres de América Latina".
La audiencia con el Papa del 28 de agosto fue el tercer encuentro privado de los líderes con el Papa Francisco, y se marcharon con un regalo: Casi al final de la reunión, el Papa pidió a un asistente que entregara a cada uno de los organizadores un ejemplar en inglés o español de sus tres encíclicas y tres cartas apostólicas.
Habían dicho al Santo Padre que estaban estudiando "Fratelli Tutti, sobre la fraternidad y la amistad social", y que ellos y las personas a las que formaban habían leído "Poder y responsabilidad", del padre Romano Guardini, uno de los teólogos preferidos del Papa.
Mientras el papa Francisco elogiaba a los organizadores comunitarios por ser concretos, por mirar a su alrededor, escuchar las necesidades de la gente y luego colaborar para encontrar soluciones, Rubio dijo que también les dijo: "Qué bien que estén leyendo a Guardini".
Además de Rubio, otras personas que relataron a CNS su encuentro con el Papa fueron: Tim McManus, organizador principal que trabaja en Texas, California y Arizona; Elizabeth Valdez, organizadora en Houston; Liz Hall, organizadora principal en el área de la Bahía de San Francisco; y Jorge Montiel, organizador en Colorado y Nuevo México.
Cada uno de los asistentes a la reunión tuvo la oportunidad de compartir su historia personal con el Papa. Montiel dijo que una de las organizadoras le contó al Papa que ella no quería participar en la organización comunitaria porque su experiencia era que la política siempre acaba siendo una cuestión de poder, y el poder corrompe. Pero, al final, el asesinato de una niña de 6 años en su barrio la convenció para actuar.
En respuesta, dijo Montiel, el papa Francisco les dijo: "La fe que no conduce a la obra de la justicia no es verdadera fe".
En "Fratelli Tutti", dijo Montiel, el Papa habla mucho de la importancia de la política al servicio del bien común, "pero es mucho más cauto cuando habla del poder".
Pero, dijo el papa Francisco al grupo, "el poder es 'fugitivo'. O lo tomas o desaparece. Ahora bien, es más cómodo si lo dejas ir. Si lo tomas, es más trabajo porque tienes que ser responsable", contó Montiel que les dijo el Papa.
