El día de los muertos es un tiempo para una profunda reflexión, para recordar a los que se han ido: obispos, sacerdotes, diáconos, religiosos y laicos de la arquidiócesis, precisó el cardenal Wilton Gregory en la conmemoración del día de todos los fieles difuntos celebrado en la Catedral de San Mateo Apóstol, el sábado 2 de noviembre de 2024.
Después de la Misa, el arzobispo Gregory inclusive bendijo las tumbas de todos los anteriores arzobispos de Washington, que descansan en la catedral.
En esta ocasión también “pensamos en aquellos que han perdido a familiares y amigos queridos. Estamos entristecidos (sensibles) porque nuestros seres queridos han cruzado de este mundo al siguiente”, dijo.
Haciendo eco de las palabras de San Pablo comentó que “vivimos en un momento increíblemente cínico y pesimista de la historia de la humanidad”.
Considera que “tenemos tantas ocasiones en las que nos sentimos decepcionados y desilusionados porque las personas y las instituciones nos fallan”.
Señaló que “muchos de los mensajes que hemos visto últimamente en televisión y en las redes sociales durante la actual campaña electoral se centran y parecen deleitarse en la difusión de las imperfecciones obvias y los defectos evidentes de otras personas”.
Expresó que Dios nos ama -en palabras de San Pablo- durante todos los momentos en que no somos amorosos y es un signo esperanzador para nosotros.
“Dios eligió amarnos incluso cuando no somos muy apreciados según los estándares del mundo”, agregó.
Dijo que, cuando pensamos en nuestros seres queridos fallecidos, en ocasiones como esta, “solemos recordar solo las mejores cualidades, las características graciosas, los atributos tiernos”.
Así, “cuando Dios nos toma en cuenta, su amorosa compasión nos transforma... y nos hace amables”.
“La esperanza no decepciona. El mundo de hoy tiene una necesidad masiva de esperanza”, subrayó el celebrante principal y homilista del solemne servicio religioso.
En el Día de los Fieles Difuntos, conmemoramos a los familiares y seres queridos fallecidos y a todas las almas que esperan su purificación en el Purgatorio.
La Iglesia enseña que algunos pecados pueden ser perdonados incluso después de la muerte. Aunque estas almas difuntas pueden abogar por nosotros, ya no pueden abogar por sí mismas; por eso los católicos rezan en favor de esas almas.
“Esa obra de misericordia espiritual depende de nosotros. Se nos anima a rezar por nuestros seres queridos y por todas las almas que esperan la resurrección de sus cuerpos en Cristo”, según la Arquidiócesis Católica Romana de Washington.
Recordamos a nuestros familiares difuntos de una manera especial a lo largo del mes de noviembre, cuando los católicos suelen visitar las tumbas de sus seres queridos en los cementerios. Cada día se ofrece una misa en la Catedral por esta intención.
Esta misa especial puede verse en: youtube.com/watch?v=QHdppWUZE1o.