En la misa del Jueves Santo, la lectura del Evangelio narra la historia de la Última Cena donde Jesús comparte la comida con sus apóstoles y les lava los pies, la noche antes de su crucifixión. Esa comida significa para los católicos que “debemos cuidarnos y servirnos los unos a los otros”, explicó el cardenal Wilton Gregory.
Agregó -en su homilía- que debemos atender las necesidades de los demás, especialmente, de los pobres y desfavorecidos. “San Juan nos recuerda que la Eucaristía también está destinada a obligarnos a seguir a Jesús en su misión de servicio, servicio humilde y modesto a los demás, incluso hasta lavarnos los pies unos a otros”, precisó.
"Esta noche escuchamos la historia de convivencia del comienzo de la Eucaristía para recordar cómo estamos destinados a vivir -indicó-. Y, lo que es más importante, escucharnos para aprender a usar la energía que proporciona la Eucaristía para vivir como Cristo lo hizo en el servicio generoso a los demás"..
El lavado de pies, que siguió a la homilía, refleja a Jesús lavando los pies de sus apóstoles en la Última Cena. El cardenal Gregory hizo lo propio lavando y secando los pies de 12 hombres y mujeres feligreses de la catedral de San Mateo.