Para los católicos que todavía están discerniendo su voto para las elecciones presidenciales de 2024 en Estados Unidos, los temas medioambientales pueden no estar entre sus principales preocupaciones, pero, según los expertos en clima, deberían estarlo.
"Las problemáticas medioambientales son cuestiones provida", dijo Chris Payne, profesor adjunto de biología en la Universidad Franciscana de Steubenville en Ohio. "Si queremos vivir nuestras vidas de forma holística a favor de la vida, debemos reconocer que nuestras decisiones y acciones diarias repercuten en la vida de muchos en todo el mundo creado por Dios".
Aproximadamente el 37% de los votantes registrados en Estados Unidos afirman que el cambio climático es importante para ellos, según una encuesta realizada en junio de 2024 por el Programa de Yale sobre Comunicación del Cambio Climático.
Ambos candidatos presidenciales han sido francos en cuestiones medioambientales, aunque no de la misma manera.
El candidato republicano, el ex presidente Donald J. Trump, deja entrever sus objetivos ecológicos en su plataforma a través de "Promesas básicas" ("Core promises") que señalan un cambio en la política energética y medioambiental, como "Hacer de Estados Unidos el productor de energía dominante en el mundo" y "Cancelar el mandato del vehículo eléctrico".
Sin embargo, Trump ha captado más atención medioambiental por sus frecuentes exclamaciones de ¡Drill, baby, drill!", haciendo hincapié en los planes para aumentar la extracción y el uso de combustibles fósiles, la reducción de la regulación y la reducción de las políticas de energías renovables, todo ello diseñado, según ha dicho, para reducir los costos energéticos y aumentar la competitividad estadounidense.
En la plataforma del Partido Republicano se mencionan "auténticos esfuerzos de conservación", pero otras políticas medioambientales propuestas -- como las "Promesas Básicas" de Trump -- están predominantemente relacionadas con la energía.
El sitio web de la campaña de la candidata presidencial demócrata Kamala Harris también hace hincapié en las políticas energéticas, pero menciona específicamente la crisis climática: promete unir a los estadounidenses en torno a esta cuestión, promover la justicia medioambiental, aumentar la resistencia a los desastres climáticos, proteger la salud y los territorios públicos, reducir los costes energéticos de los hogares, crear empleos en energías limpias y exigir responsabilidades a los contaminadores. Estos objetivos coinciden estrechamente con la plataforma del Partido Demócrata, que también subraya el papel de Estados Unidos en el liderazgo climático mundial.
"Ambos candidatos tienen un historial, ciertamente, en cuestiones climáticas y medioambientales", dijo el director ejecutivo y fundador de Catholic Climate Covenant (Alianza Católica por el Clima), Dan Misleh. Lanzado por la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos en 2006, esta alianza cuenta con el apoyo de más de 20 socios nacionales. "Esos historiales", subrayó Misleh, "son muy, muy diferentes. El presidente Trump se retiró del Acuerdo de París, y la administración Biden-Harris volvió a ser parte del acuerdo".
El Acuerdo de París es un tratado internacional jurídicamente vinculante sobre el cambio climático adoptado por 196 Partes en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático celebrada en París en diciembre de 2015. Los países firmantes se comprometen a tomar medidas para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero, en un intento de detener el aumento de las temperaturas en todo el planeta.
Según la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica, 2023 fue, por un amplio margen, el año más cálido desde que comenzaron los registros mundiales en 1850. Las Naciones Unidas informan de que el aumento de las temperaturas puede provocar tormentas más graves, un aumento de las sequías, el calentamiento y la subida de los océanos, la pérdida de especies, hambrunas y pobreza, y riesgos para la salud.
La administración Biden, señaló Misleh, "también comprometió la mayor inversión en la historia del mundo en energía limpia; en adaptación y mitigación climática; y en nueva justicia ambiental -- mientras que la administración Trump-Pence no hizo ninguna de esas cosas, y como que nos hizo retroceder un poco".
Anna Johnson -- responsable de programas para Norteamérica del Movimiento Laudato Si', una red mundial de más de 900 organizaciones católicas y más de 10.000 líderes de base formados -- se hizo eco del urgente mensaje ecológico del Papa Francisco en sus dos tratados medioambientales, la encíclica "Laudato Si'" (2015) y la exhortación apostólica "Laudate Deum" (2023).
"El papa Francisco escribió, hace un año, 'Laudate Deum' -- y dice: ‘El mundo que nos acoge se va desmoronando y quizás acercándose a un punto de quiebre'", señaló Johnson.
"Y los hechos científicos que están saliendo a la luz demuestran que esto es cada vez más cierto".
Los resultados preliminares publicados recientemente por un equipo de investigadores internacionales indican que la cantidad de carbono absorbido por la tierra, los árboles y las plantas -- un proceso crítico para evitar que aumenten los niveles de CO2 -- se ha colapsado temporalmente, con una absorción de carbono casi nula en 2023. Como señala la NASA, "cuanto más dióxido de carbono absorben durante la fotosíntesis, menos dióxido de carbono queda atrapado en la atmósfera, donde puede provocar el aumento de las temperaturas".
Para Johnson -- que ha sido testigo de los impactos climáticos desde Filipinas hasta Uganda, pasando por Guatemala e incluso el corazón de Estados Unidos, donde los agricultores dicen que las estaciones de cultivo están cambiando y sus tomates no están madurando -- estos acontecimientos son algo más que preocupantes. Son una amenaza activa.
"Se trata de realidades científicas aterradoras y desgarradoras que afectan profundamente a toda la humanidad, a todos", afirmó. "Desde personas que viven a medio mundo de distancia de mí hasta nuestros propios hijos".
"Sin duda habrá trabajo medioambiental con (estos candidatos)", reflexionó Johnson.
"Creo que es urgentemente importante que cada católico examine en profundidad la plataforma de cada candidato, y discierna realmente cómo será ese nivel de trabajo, y cómo ven un futuro viable para nosotros, y para nuestros hijos y nietos que viven en este planeta".
Misleh se mostró de acuerdo, aunque señaló que, por supuesto, ningún candidato es perfecto.
"Creo que lo más importante es que conozcamos los temas; que conozcamos las posturas de los candidatos sobre los temas; que nos fijemos en el carácter de los candidatos, en su historia y en todas esas cosas, y que luego vayamos a votar", aconsejó Misleh. "Los católicos están llamados a comprometerse a fondo en la vida política, porque la vida política ayuda a promover -- o no -- el bien común".
Cuidar el medio ambiente, observó Payne, está íntimamente ligado a la propia humanidad de una persona, así como amar y servir a Dios.
"Nuestro ser está hecho a imagen de Dios -- es decir, compartimos universalmente la vocación de amar a Dios, a nosotros mismos y al prójimo para crecer en relación con Dios y participar plenamente en el amor de la Trinidad -- y esta vocación al amor debe vivirse en el contexto de una relación de amor con toda la familia humana y con toda la Creación", explicó.
Señaló un imperativo que se encuentra en el Catecismo de la Iglesia Católica: "Dios creó todo para el hombre, pero el hombre fue creado para servir y amar a Dios y para ofrecerle toda la creación".
Con esto en mente, sugirió Payne, "el cuidado de la creación es simplemente una de las muchas formas holísticamente provida de cumplir nuestra vocación de amar".
Payne también tenía claro que, aunque "el mundo no va a estallar en una gigantesca bola de fuego", los seres humanos sí son responsables de producir efectos negativos.
"Tenemos que reconocer que la evidencia es clara de que los humanos han tenido y siguen teniendo impactos globales en nuestro mundo: el clima, las especies, los ecosistemas y entre nosotros", dijo Payne. "Es importante destacar que, independientemente de los cambios que se estén produciendo, los efectos los sufren y los seguirán sufriendo en primer lugar los pobres, por quienes estamos llamados a tener una opción especial".
En última instancia, dijo Misleh, "hay mucho que podemos hacer -- como individuos; como familias; como comunidades eclesiales -- para ayudar a respetar la creación de Dios. ... Tenemos que hacerlo en nuestras decisiones cotidianas: en lo que hacemos, en lo que compramos, en lo que comemos. Todas esas cosas tienen un impacto en el medio ambiente".
Estas actividades, dijo Misleh, se extienden más allá del 5 de noviembre.
"Las políticas sobre el clima y el medio ambiente son una de las cuestiones que debemos llevar a las urnas; hay muchas otras", comentó. "Yo animaría a la gente a entender la doctrina social católica, y nuestros Evangelios -- y llevar eso a la cabina de votación".