La contaminación por emisiones de óxido de azufre (SOx) en el transporte marítimo en la UE se ha reducido un 70 % en la última década, gracias, en parte, a la introducción de zonas de control de emisiones SOx –llamadas SECA– en el norte de Europa, según la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA) y la Agencia Europea de Seguridad Marítima (EMSA).
“Se espera que la SECA mediterránea, que entrará en vigor el 1 de mayo de 2025, repita este efecto positivo también en esta región. Asimismo, los países en el Atlántico Nororiental también están estudiando la posibilidad de establecer una ECA potencialmente hacia el 2027”, aseguran desde ambas agencias de la UE.
Así lo pone de manifiesto el último Informe Medioambiental sobre el Transporte Marítimo Europeo, presentado este martes en Lisboa (Portugal), sede de la EMSA.
Algunos avances
El análisis da cuenta de algunos avances que se han identificado desde la primera edición, de 2021. Por ejemplo, además de la contaminación de óxido de azufre, se redujo la cantidad de residuos marinos originados por la pesca y la navegación; también aumentó la notificación de descargas de residuos de los buques y disminuyó el número de especies exóticas invasoras (IAS) en los ecosistemas marinos europeos.
Pero no todo son buenas noticias: entre 2015 y 2023 las emisiones de Óxido de Nitrógeno (NOx) aumentaron, de media, un 10% en toda la UE. “Esto, a pesar de que el mar del Norte y el mar Báltico fueron designados como zonas de control de emisiones NOx que, aunque entraron en vigor en 2021, sólo se aplican a nuevos buques y por tanto esta medida todavía tiene índices de penetración bajos”, explica el análisis.
Aumenta el metano
También las emisiones de metano –un gas de efecto invernadero, 80 veces más dañino para el clima que el CO2 en el corto plazo– provenientes de los barcos han ido a más en los últimos años, y ahora representan el 26% de todas las emisiones de CH4 del sector del transporte en la UE.
“Entre 2018 y 2023, las emisiones de metano en las áreas marítimas de la UE pueden haber aumentado en un rango entre dos y cinco veces”, asevera el documento. Un incremento que, precisa la AEMA, se puede asociar con el crecimiento del número total de buques propulsados por gas natural licuado (LNG) en funcionamiento, “los cuáles generan más emisiones de metano que los buques alimentados con combustibles convencionales”.
En cuanto al CO2, el transporte marítimo representa cerca del 14,2 % de las emisiones de CO2 asociadas al sector transporte en la UE (y entre el 3 y el 4 % de las totales de la UE).
Estas emisiones han crecido anualmente desde 2015 en la UE (excepto en 2020), y alcanzaron las 137.5 millones de toneladas en 2022, "un 8.5 % más que el año anterior, aunque todavía por debajo de los niveles anteriores a la pandemia".
Ruido submarino
El informe también aborda un problema sobre el que desde organizaciones conservacionistas como OceanCare llevan tiempo poniendo el foco: las medidas para atajar el problema del ruido submarino, que afecta a la biodiversidad.
“El ruido submarino irradiado (URN) por un buque cuando se desplaza por el agua se genera en gran medida debido al movimiento de su hélice y los sonidos que emiten su motor y la maquinaria a bordo del buque. El URN puede afectar negativamente a las especies marinas, en particular a los cetáceos, que valen del sonido para funciones importantes como la localización y comunicación”, explican las agencias europeas.
“Los buques tanque y los buques de carga son los principales responsables del URN, especialmente a bajas frecuencias. Sin embargo, la contribución de tipos específicos de buques varía según las regiones y las bandas de frecuencia. El análisis prospectivo indica que la aplicación conjunta de medidas técnicas y operativas de mitigación del URN y de los gases de efecto invernadero (GHG) puede conducir a una reducción sustancial del URN para todos los tipos de buques y en todas las regiones de aquí a 2050. En algunos casos, esta reducción podría alcanzar hasta el 70% en comparación con un escenario sin cambios”.
Medidas de mitigación
Desde OceanCare sugieren la reducción de la velocidad como medida para mitigar el ruido submarino de los buques en un 70% entre 2030 y 2050, algo que respalda el informe de la AEMA y la EMSA.
Celebran en un comunicado “la drástica reducción de las emisiones de óxidos de azufre (SOx) del transporte marítimo (un 70 % desde 2014)”, que a su juicio también demuestra que "solo a través de medidas regulatorias se pueden lograr avances sustanciales en la protección del medio ambiente al tiempo que se crea un marco de igualdad de condiciones dentro del sector”.
En un momento "crucial", con la nueva Administración Trump “dispuesta a dar marcha atrás en los compromisos de política medioambiental y climática” y la UE bajo una "creciente presión" para reducir sus ambiciones regulatorias "que protegen el planeta y su biodiversidad y mejoran la salud pública”, OceanCare insta a Bruselas a mantener el “espíritu transformador” del Pacto Verde (Green Deal) y a adoptar nuevas medidas regulatorias para “proteger la biodiversidad marina frente al ruido submarino y para evitar la muerte de ballenas por colisiones con buques”.
“A medida que el tráfico marítimo sigue creciendo y aumentan las presiones medioambientales, la ventana para la acción efectiva se está estrechando", insisten desde la ong. "EMTER 2025 valida la posición de OceanCare de que las medidas voluntarias por sí solas son insuficientes”, sentencian.