En la misa de apertura del Año Jubilar, celebrada el primero de enero en la catedral de San Mateo Apóstol, el cardenal Wilton Gregory oró para que la gente encuentre esperanza en Cristo y se guíe por esa esperanza deseándoles “un feliz año nuevo lleno de paz y esperanza".
En su homilía, el cardenal Gregory señaló: "El primer día del Año Nuevo, nos ofrece un espíritu de nuevos comienzos y esperanza renovada, especialmente al comenzar este Año Jubilar de Esperanza".
El día marca también el final de la octava de ocho días de Navidad. "El regalo de Navidad del Príncipe de la Paz es un evento demasiado maravilloso para estar satisfecho con una simple celebración el mismo día de Navidad", dijo el cardenal.
La misa de Año Nuevo marca también la solemnidad de María, la propia madre de Jesús y la madre de nuestra Iglesia. Y se conmemora, además, la Jornada Mundial de la Paz.
Al señalar la necesidad de paz en las zonas azotadas por la guerra y la violencia en todo el mundo, el cardenal dijo: "Esta mañana, nuestros corazones se unen a los corazones de la gente de Nueva Orleans que ha sufrido otro acto de violencia increíble". Temprano el día de Año Nuevo en Nueva Orleans, un hombre condujo un camión contra una multitud, matando al menos a 15 personas e hiriendo a otras 35.
El arzobispo de Washington agregó que la conclusión de la temporada navideña ofrece un tiempo para "ferviente esperanza y oración para que la madre del Príncipe de la Paz bendiga nuestro mundo, bendiga a nuestra Iglesia, bendiga a nuestras comunidades, a nuestros vecindarios y a nuestros seres queridos".
Entre los concelebrantes de la misa se encontraban los obispos auxiliares de Washington, Roy Campbell, Juan Espósito y Evelio Menjívar; y monseñor Ronald Jameson, rector de la catedral.
Luego de la comunión, monseñor Jameson dijo que en el Año Jubilar “estamos llamados a ser peregrinos de esperanza para todos los que nos rodean, incluso en las situaciones más difíciles y desafiantes, y sabemos que Jesús nos sostendrá".
Antes del final de la misa, el cardenal Gregory reconoció a los peregrinos en las primeras filas de la catedral que representaban a las Iglesias jubilares en la arquidiócesis, donde los fieles pueden peregrinar durante el año santo y obtener una indulgencia.
Las Iglesias del Jubileo en la Arquidiócesis Católica Romana de Washington son las siguientes:
- Basílica del Santuario Nacional de la Inmaculada Concepción, Washington D.C.
- Catedral de San Mateo Apóstol, Washington D.C.
- Santo Consolador - Iglesia Católica de San Cipriano, Washington D.C.
- Santuario de San Judas Apóstol, Rockville, Maryland
- Iglesia Católica de San Juan Neumann, Gaithersburg, Maryland
- Iglesia Católica del Sagrado Corazón, Bowie, Maryland
- Iglesia Católica de San Bernardo de Claraval, Riverdale, Maryland
- Iglesia Católica de San Antonio, North Beach, Maryland
- Iglesia Católica del Sagrado Corazón, La Plata, Maryland
- Iglesia Católica de San Luis, Leonardtown, Maryland
- Santuario Nacional San Juan Pablo II, Washington D.C.
- Centro de Estudiantes Católicos de la Universidad de Maryland, College Park, Maryland
Una de las intenciones de oración ofrecidas en la misa fue que las Iglesias del Jubileo en la arquidiócesis se conviertan en faros de esperanza.
En la misa de año nuevo asistieron peregrinos de las Iglesias del Jubileo. Entre ellos, Jim Hoffman y Catherine Stewart de la parroquia de San Luis en Leonardtown. Hoffman, un ingeniero jubilado, señaló que asistir a la misa de apertura del Año Jubilar, en la que también se honró a la Santísima Virgen, fue "absolutamente una manera increíble de comenzar el año".
Stewart, maestra sustituta y voluntaria en la Sociedad de San Vicente de Paúl en su parroquia del sur de Maryland, espera que el Año Jubilar estimule a la gente a ayudar a los necesitados, y también a "rezar, rezar, rezar. Necesitamos la paz en el mundo".
Rachel Mroz y Luz Gaytán, del Centro de Estudiantes Católicos de la Universidad de Maryland, también estuvieron entre los representantes de la Iglesia del Jubileo en la misa de año nuevo en la catedral.
Mroz, estudiante de tercer año del condado de St. Mary con especialización en ciencias de la información, dijo que esperaba que "el Centro de Estudiantes Católicos pueda ser un signo de esperanza. Está lleno de tantos jóvenes que están vivos y encendidos con Cristo, y desean compartir esa misma esperanza con el mundo, especialmente con el campus que los rodea".
Gaytán, estudiante de segundo año del condado de Prince George con especialización en contabilidad en la Universidad de Maryland, dijo: "Este año es una oportunidad para ayudar a otros a ver la belleza de Cristo y compartir su testimonio con otras personas". (Compilación de un artículo escrito por Mark Zimmermann, editor del Catholic Standard)
La indulgencia del Año Jubilar*
El Papa Francisco en la víspera de Navidad abrió la puerta santa de la Basílica de San Pedro en Roma, lanzando un "Jubileo de la Esperanza" para el año santo 2025, que se extiende hasta el 6 de enero de 2026 y tiene como tema "Peregrinos de esperanza".
Todos los fieles, verdaderamente arrepentidos y libres de todo afecto al pecado, movidos por un espíritu de caridad y que, durante el Año Santo, purificados por el sacramento de la Penitencia y refrescados por la sagrada Comunión, oren por las intenciones del Sumo Pontífice, podrán obtener del tesoro de la Iglesia una indulgencia plenaria, con la remisión y el perdón de todos sus pecados, que se pueden aplicar en sufragio a las almas del Purgatorio de las siguientes maneras:
Los fieles, peregrinos de la esperanza, podrán obtener la indulgencia jubilar concedida por el Santo Padre si emprenden una peregrinación piadosa a cualquier lugar sagrado del jubileo: participando devotamente en la Santa Misa, celebración de la Palabra de Dios; la Liturgia de las Horas; el Vía Crucis; el Rosario Mariano; la recitación del himno Akathist; una celebración penitencial, que termina con las confesiones individuales de los penitentes, según lo establecido en el Rito de la Penitencia (forma II).
Del mismo modo, los fieles pueden obtener la indulgencia jubilar si, individualmente o en grupo, visitan devotamente cualquier lugar jubilar y allí, durante un tiempo adecuado, se dedican a la adoración y meditación eucarística, concluyendo con el Padrenuestro, la profesión de fe en cualquier forma legítima y las invocaciones a María, la Madre de Dios, para que en este Año Santo todos "conozcan la cercanía de María, la más cariñosa de las madres, que nunca abandona a sus hijos".
Los fieles que están verdaderamente arrepentidos de sus pecados, pero que no pueden participar en las diversas celebraciones solemnes, peregrinaciones y visitas piadosas por motivos graves, pueden obtener la indulgencia jubilar, en las mismas condiciones, si, unidos espiritualmente a los fieles que participan personalmente, rezan el Padre Nuestro, la profesión de fe, en cualquier forma aprobada y otras oraciones conformes a los objetivos del Año Santo, en sus hogares o dondequiera que estén confinados, ofreciendo sus sufrimientos o las dificultades de su vida.
* Texto adaptado del decreto sobre la concesión de la indulgencia durante el Año Jubilar Ordinario 2025 convocado por el papa Francisco.